En esta entrevista, la parte concerniente al escultor y pintor colombiano Eduardo Ramírez Villamizar (1922–2004) es clave para comprender una esfera poco estudiada y difundida acerca del trabajo de este artista: su obra como una reflexión política tanto sobre Colombia como sobre Latinoamérica. El escultor ha sido considerado dentro de la esfera artística como uno de los pioneros de la abstracción en Colombia. En artículos importantes dentro de la bibliografía acerca del artista, tales como “El Arte Clásico de Eduardo Ramírez Villamizar” [Véase doc. no. 1093722] del polaco Casimiro Eiger y “El Arte Absoluto de Ramírez Villamizar” [doc. no. 1093770] del vienés Walter Engel, publicados hacia mediados del siglo XX, se define el trabajo abstracto del escultor como autorreferencial, puro, ajeno a cualquier referente externo, totalmente racional, y estrictamente centrado en la forma. Después de casi cincuenta años, esa mirada a la obra de Ramírez Villamizar se mantuvo en el tiempo y se sigue leyendo en textos sobre su obra, todavía a comienzos del siglo XXI.
Lo interesante de esta entrevista es que se revela que la obra de artista va más allá de tales categorizaciones y efectivamente propone reflexiones políticas que se relacionan con el “mundo real”, mucho más allá del estricto campo del arte y de la forma.
Ramírez Villamizar afirma que en una realidad caótica, irregular, violenta y destructiva, le pareció un aporte más significativo optar por construir, ordenar los materiales, crear geometrías balanceadas y encontrar equilibrios. Siente que su obra puede ser aún más comprometida políticamente que la de muchos que se han dedicado a “retratar esa situación directamente; la violencia, la miseria, una mujer desgarrada, un niño gritando, una ciudad bombardeada. Su trabajo es casi como el de un fotógrafo que muestra esas desgarradoras fotos. En mis primeros momentos hice eso, después me interesó el camino de la reconstrucción, del constructivismo. Construir, hacer cosas, no mostrar lo destruido, sino hacerlo desde el principio; tender peldaños hasta hacer una escalera. Por esto opté por la geometría”. Tenemos en este documento evidencia de una faceta poco conocida de este artista: su compromiso político, la abstracción como reflejo y respuesta a la situación de violencia en Colombia.