Segunda parte del artículo en el cual el crítico Mário Pedrosa comenta el testimonio del arquitecto Oscar Niemeyer (1907–2012) [véase en el archivo digital ICAA la primera parte, titulada “Depoimento = Testimony” (doc. no. 1110334)]. Aunque el autor, Mário Pedrosa, establezca sus reservas respecto al “virtuosismo formal” de Niemeyer, reconoce su genialidad y se muestra hechizado (en la época del comentario) por el potencial estético de Brasilia si se la considera como un campo experimental para la integración de las artes. La postura autocrítica del arquitecto lo entusiasma tanto que lleva a Pedrosa a creer en un equilibrio eventual entre forma, función y conciencia social; esto es, a un ecualizador entre ética y estética.
[Como lectura complementaria, véanse otros ensayos de Pedrosa: “Niemeyer e crítica de arte” (doc. no. 1086699); “L’architecture moderne au Brésil” (doc. no. 1086489); “A cidade nova, síntese das artes” (doc. no. 1086503); “Espaço e arquitetura” (doc. no. 1087020); “Introdução à arquitetura brasileira – I; Introdução à arquitetura brasileira – II” (doc. no. 1086620); “Introdução ao tema inaugural: A cidade nova, obra de arte” (doc. no. 1110409); “MAM: reconstrução” (doc. no. 1111078); “Parecer sôbre o ‘CORE’ da Cidade Universitária” (doc. no. 1110830); y “Reflexões em torno da nova capital” (doc. no. 1086728)].
El intelectual y político Mário Pedrosa (1900–81) es, sin lugar a dudas, el teórico y crítico vertebral del arte brasileño en el siglo XX. Fue inicialmente redactor de política internacional para el Diário da Noite, afiliándose desde la década de 1920 al PCB (Partido Comunista Brasileño). Estuvo preso en 1932 por su militancia política (entonces trotskista). Durante el Estado Novo getulista, vive el exilio en Francia y Nueva York, y sólo regresa al Brasil en la posguerra, colaborando en el Correio da Manhã. Su antiestalinismo lo lleva a fundar el semanario Vanguarda Socialista. Presenta una tesis de docencia en estética, “Da natureza afetiva da forma na obra de arte” (1949), en la Faculdade de Arquitetura (Río), donde coloca todo su bagaje filosófico y de sicología de la Gestalt, siendo en esa época uno de los fundadores de la AICA (1948) y organizador del Congreso Internacional de Críticos de Arte (Brasilia, 1959). Escribe la columna de crítica de arte en Tribuna da Imprensa (1950–54) y, en esa década, es miembro organizador de la II y III bienales de São Paulo (1953 y 1955), pasando a dirigir el MAM-SP (1961–63). Es secretario del Consejo Nacional de Cultura en el breve gobierno de Jânio Quadros. Durante la dictadura militar se refugia en Chile y pasa a dirigir en Santiago el Museo de la Solidaridad; tras el golpe de Pinochet (1973) parte a La Habana como secretario del Museo de la Resistencia Salvador Allende. Sólo regresa al Brasil en 1977 (durante los inicios de la Amnistía) y es el primero en firmar el manifiesto de creación del PT (Partido dos Trabalhadores, 1980). Su vastísima biblioteca (8 mil volúmenes) está parcialmente accesible en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.