El autor se embreña en las conclusiones del CIF (Congrès International de Folklore) realizado en París (1937) haciendo su balance de la participación brasileña en el evento. Menciona palabras de elogio externadas por André Varagnac, conservador-adjunto del Departamento de Artes y Tradiciones Populares, en la capital francesa, en referencia al trabajo presentado por Brasil, destacando que muy pocos países estarían en condiciones de elaborar una metodología al respecto. El CIF tuvo como meta la promoción de un acceso del folklore al campo de las ciencias antropológicas bajo dos formas posibles de operación: folklore descriptivo y folklore aplicado a la vida social.

Los estudios en torno al folklore son relevantes en la formación del pueblo brasileño. Mário de Andrade (1893–1945) procuró resolver el dilema de su visión modernista ante experiencias realizadas en el dominio de la cultura popular, anhelando así abarcar las innumerables tradiciones presentes a todo lo largo del territorio brasileño. En la década de 1920, el escritor realizó viajes etnográficos en las regiones norte y noreste del Brasil, llegando a organizar, en 1938, misiones de investigación etnográfica que registraran el folklore musical y colectaran ejemplares de la cultura material. En São Paulo (1935–38), la creación de la Sociedade de Etnografia e Folclore data de cuando de Andrade funge de director del departamento de cultura, a sabiendas de la imperiosa necesidad de formar investigadores que operen en las diversas áreas a su cargo.

Hacia 1934 se lanza una publicación de cuño modernista cuya función es la de divulgar el acervo del Arquivo Municipal de São Paulo. Al año siguiente, bajo la gestión directora de Mário de Andrade y la secretaría de Sérgio Milliet, a Revista se incorpora al departamento de cultura pasando a ser el órgano que publica las actividades culturales. Amplía su línea editorial con artículos inéditos sobre historia, etnología, sociología, antropología y asuntos referentes a la preservación de una memoria nacional. Durante tres décadas, ocupó un lugar relevante en el escenario cultural tanto paulista como brasileño. Antropólogos y etnólogos, de la dimensión de Claude Lévi-Strauss y Herbert Baldus, ejercieron un rol de importancia en la constitución de una comprensión antropológica que marca los linderos de un debate literario y artístico a un nivel que no había.

[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos de Mário de Andrade: “Catálogo da exposição promovida pelo Ministério da Educação” (doc. no. 783296); “Decadencia da influencia franceza no Brasil” (doc. no. 1110806); “Pintura em Minas” (doc. no. 1110459); “Primitivos” (doc. no. 781294); y “Serviço do Patrimônio Historico e Artistico Nacional” (doc. no. 781826)].