La exposición El espíritu de los tiempos, 1991, organizada por el Ateneo de Caracas para celebrar su sesenta aniversario, es representativa de propuestas conceptuales y neoconceptuales surgidas en Venezuela durante los noventa. Fue organizada por el curador Guillermo Barrios, quien invitó a cinco reconocidos curadores y críticos para seleccionar a uno o dos artistas, escribiendo un ensayo al respecto. Además de la introducción de Barrios titulada “El espíritu de los tiempos” [archivo digital ICAA (doc. no. 1160984)] y del presente ensayo de María Elena Ramos (n. 1948), escriben en el catálogo Zuleiva Vivas (sobre Claudio Perna) con “Las opciones del tiempo para el nuevo espíritu” (doc. no. 1065674); Graciela Pantin (sobre Susana Amundaraín y Xiomara Moreno) con “Reflexiones en torno a la contemporaneidad en las artes visuales venezolanas: “4 minutos para mirar” una obra de Susana Amundaraín y Xiomara Moreno” (doc. no. 1222405); y Ariel Jiménez (sobre José Gabriel Fernández) con “El espíritu de los tiempos” (doc. no. 1097294). El curador Miguel Miguel García seleccionó a Alfred Wenemoser, pero se abstuvo de escribir.
El análisis crítico y curatorial que realiza Ramos sobre las obras de video-instalación de José Antonio Hernández-Diez (n. 1964) facilita al lector-espectador el acercamiento a las creaciones de este joven artista, al hurgar sus fundamentos culturales y espirituales y separar los elementos plásticos constituyentes de su obra, tornándola accesible. El ensayo incluye reflexiones basadas en filosofía y teología capaces de orientar al espectador hacia una valoración y lectura más profunda de una nueva iconografía, donde símbolos religiosos clásicos occidentales (la cruz o el corazón) y problemas que afectan a la condición humana (la muerte, la violencia, el martirio) son reelaborados por vía de medios electrónicos y materiales contemporáneos.