La trayectoria del pintor y caricaturista Emilio Goyburu [“Baca”] (1897–1958) estuvo marcada por su apego a tendencias más modernas en el medio artístico conservador limeño de su época. En oposición al indigenismo imperante, durante la década de 1920, Goyburu realizó una obra signada por el cubismo, cuya impronta es evidente en sus ilustraciones para las revistas Amauta (1926–30) y Jarana (1927). Si bien, en la década siguiente, se insertó dentro de la figuración nativista preponderante, un estilo pictórico cada vez más sintético a inicios de los cincuenta lo llevaría a la abstracción, convirtiéndose en uno de los precursores de esta tendencia en el Perú. Es más, su compromiso con el modernismo artístico se desarrolló en textos que difundieron los postulados de la “no figuración”, los cuales se destacan en el contexto capitalino por situarse, casi siempre, en un plano teórico. Este estuvo marcado por la influencia de De lo espiritual en el arte (1911) escrito por Wassily Kandinsky sin mayor afán polemista.
[Para más información, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos del propio artista: “Cuatro edades de la pintura” (doc. no. 1150294); “Un nuevo prejuicio (?)” (doc. no. 1150326); “Vivencias estéticas en la pintura abstracta” (doc. no. 859970); y “Un nuevo monumento en Lima” (doc. no. 1143291)].