En esta intervención de Emilio Goyburu se defiende al arte no-figurativo en respuesta a un artículo (contra los supuestos extremismos de la abstracción) publicado por su colega Francisco Abril de Vivero en el mismo número de la revista Plástica (Lima, 1951)promovida por ambos.
En el Perú de 1951, un grupo de artistas comprometidos con el modernismo artístico —el cual incluía a destacados pintores como Carlos Quizpez Asín (1900–83) o Ricardo Sánchez (1912–81)— sacó a la luz pública la revista Plástica (Lima) que sólo tuvo tres números, aparecidos todos el mismo año. A pesar de su breve existencia, la publicación realizó un importante papel difusor de las tendencias de vanguardia en pleno debate en torno al arte abstracto, polémica originada en mayo de aquel año por las declaraciones del pintor Fernando de Szyszlo (Lima, n. 1925) [véase en el archivo digital ICAA “Dice Fernando Szyszlo que no hay pintores en el Perú ni América…” (doc. no. 1137793); y otros]. Uno de los más entusiastas colaboradores de Plástica fue el pintor Emilio Goyburu (1897–1958), cuya trayectoria descolló por su afiliación a la vanguardia incipiente de la capital peruana por su temprana actividad filocubista durante la década de 1920. El compromiso de Goyburu con el modernismo artístico fue reafirmado no sólo por su papel como precursor de la abstracción, sino por una serie de textos difusores de los postulados de dicha tendencia. En el presente artículo se pone en evidencia el carácter utópico de los postulados “no-figurativos”, entendidos como cancelación del pasado siendo autoidentificados con una modernidad progresiva e inagotable.
[Para más información, véanse los siguientes textos de Goyburu: “Vivencias estéticas en la pintura abstracta” (doc. no. 859970); “Un nuevo monumento en Lima” (doc. no. 1143291); y “El color en las diversas artes” (doc. no. 859948)].