Invitado en 1944 por la American Contemporary Arts, Oswald de Andrade evoca en esta conferencia realizada en São Paulo dos personajes que creó para un ciclo de novelas (inconcluso) bajo el título de Marco Zero. Con ellos trataba de ilustrar una polarización ideológica que se daba en el medio brasileño a mediados de la década anterior; por un lado, los “esteticistas” y, por el otro, aquellos defensores de una función social en el arte. Marco Zero II: Chão [Marco cero II: Tierra], el libro que publica dos años después (1946), sucede en la ciudad de São Paulo y sigue de cerca la decadencia de la burguesía cafetalera (la cual afectó a su propia familia), trayendo consigo el desarrollo urbano e industrial de la urbe paulistana. Entre los personajes, destaca el arquitecto Jack de São Cristóvão, un entusiasta de la corriente modernista y el pintor Carlos de Jaert, quien, a su vez, procura encontrar “un sentido sociopolítico en el arte contemporáneo”. En una habitación de la hacienda de un conde latifundista, ambos dialogan sobre motivos y fines artísticos. Van desde la estética hegeliana hasta la idea brasileña de antropofagia cultural, uno argumentando la “aventura modernista” y el otro inmerso en la pintura de cuño social. Para el autor y conferencista, el antagonismo levantado representa, de modo inobjetable, el “primer cuestionamiento en serio que irrumpe de modo perturbador contra la unidad de la ofensiva modernista”; había sido iniciado en febrero de 1922 con la Semana de Arte Moderna. 

La conferencia del poeta e intelectual brasileño Oswald de Andrade (1890–1954) —organizada por la American Contemporary Arts en São Paulo, 1944—, subraya que la creación de los dos personajes principales (Jack de São Cristóvão y Carlos de Jaert) se inspiró en los debates surgidos en esa ciudad desde 1933. Además, hubo la fundación tanto del CAM (Clube dos Artistas Modernos) como de la SPAM (Sociedade Pró-Arte Moderna) en la capital paulista. El autor hace mención a las polémicas desatadas en 1934, por el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, tras una conferencia en el CAM. A juicio de Andrade, lo que hubo en efecto fue la discrepancia radical entre los modernistas brasileños respecto a la finalidad del arte, ya fuera la corriente “esteticista” (sintonizada con la abstracción y el surrealismo) o bien la social volcada a la reivindicación política.

Sin embargo, dicha ruptura reflejaba, para Oswald, “una revolución estética que antecediera a la revolución social”; lo cual, en el fragor de la Segunda Guerra Mundial implicaba ya una victoria soviética sobre las huestes nazis. Esto unía, de golpe, las vanguardias francesas, el muralismo mexicano y los pintores de la URSS, teniendo entonces como aliciente “los fundamentos del arte constructivo futuro”. A su juicio, los aportes de Brasil para dicho fenómeno (que denomina él como “un nuevo Renacimiento”) subyacen en las pinturas de Tarsila do Amaral de la fase Pau-Brasil, así como también, desde la otra perspectiva, en “la majestuosidad que alcanza el sentido del fresco en los cuadros de Lasar Segall”. Impregnado de un espíritu de integración continental (quedando como trasfondo la institución anfitriona, la American Contemporary Arts), Oswald hace un llamamiento a escritores y artistas latinoamericanos para que se unan a la lucha por la libertad, como verdaderos representantes de la democracia contra el fascismo.

[Sobre el CAM, véase el texto de Flávio Carvalho en el archivo digital ICAA: “Recordação do Clube dos Artistas Modernos” (doc. no. 781340).

En relación al proyecto promovido por la Sociedade Pró-Arte Moderna de São Paulo (SPAM, 1934) hay el estatuto redactado por Mário de Andrade (doc. no 783393); los textos de Lasar Segall, “O que é a SPAM, que se inaugurou quinta-feira à noite” (doc. no. 783486), y “SPAM (Sociedade Pró-Arte Moderna) – Manifesto” (doc. no. 783455); y de Paulo Mendes “Rapida noticia sobre a SPAM” (doc. no. 781313).

En relación al movimiento Pau-Brasil, consúltese de Tarsila do Amaral: “Pintura Pau-Brasil e antropofagia” (doc. no. 784978)].