Siendo una figura de proyección en la cultura venezolana ella misma, Ida Gramcko pondera el éxito de la pintora abstracta Mercedes Pardo y, en ese momento (1991), ganadora del Premio Armando Reverón. El que se le haya otorgado el galardón no es ninguna “garantía de calidad” de la obra de nadie, según argumenta la autora; no obstante, tales premiaciones propician diálogos fructíferos con gente joven. Gramcko se refiere a una entrevista con la pintora donde revela cómo esos jóvenes enfocan, de modo general, a las grandes figuras de la cultura en base a tales premios. El cierne del texto que el autor entreteje es sobre la creencia de Pardo de que “el color” ha sido “la mejor de sus ilusiones”; a su vez, reinterpreta el concepto vía un escritor argentino, Eduardo Azcuy, con sus ideas sobre la índole transcendental de la creación poética. En opinión de la autora de este artículo, la obra de Pardo entraña “una lucha por el equilibrio, por la serenidad”, ahí donde una expresión exitosa resume un largo proceso tanto cultural como intelectual.

La poeta, novelista y periodista venezolana Ida Gramcko (1924–94) escribe para El Nacional, en función del otorgamiento del Premio Armando Reverón 1991 (pintura) a Mercedes Pardo (1921–2005). El artículo involucra una reflexión más amplia sobre el papel que ejercen los premios nacionales, así como los malentendidos que llevan la creación a lo emocional más que a una actividad racional. Siendo ganadora del Premio Nacional de Literatura, Gramcko se cuestiona sobre la visibilidad de los artistas y los modos en que la gente joven entabla diálogos sobre la cultura con los premiados. El artículo propicia un entendimiento más profundo del bagaje cultural con el que Pardo (y la propia Gramcko) operan, producto de estudio, conocimiento y compromiso intelectual, cuestionando con ello el desatino del arte y la cultura como simple desagüe de emociones; según argumenta la autora, el arte no es “escape” de nada, sino un diario y duro “compromiso”. En referencia al escritor argentino Eduardo Azcuy (1926–1992) y a su libro El ocultismo y la creación poética (1966), Gramcko enfatiza que la neurosis ni la psicosis enaltecen la creación y aplica tales ideas al modus operandi de Pardo, destacando su búsqueda por equilibrio y serenidad; lo cual incluye una investigación comprometida con diferentes facetas de la abstracción (sea geométrica o no) y a través de diversas técnicas y de soportes.

El Premio recibe el nombre de uno de los pioneros del modernismo en Venezuela, Armando Reverón (1889–1954) y lo asigna la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos a aquellos artistas con aportes notables a los campos de la pintura, escultura, arte conceptual y medios múltiples. El haber sido otorgado a Mercedes Pardo en 1991 viene en refuerzo de sus aportes más allá de los lindes del propio modernismo venezolano; lo recibió pocos meses antes de su retrospectiva Mercedes Pardo: Moradas del Color inaugurada en octubre de 1991 en la GAN (Galeria de Arte Nacional) in Caracas.

[Respecto a otro artículo suyo sobre la obra de Pardo, consúltese el Archivo Digital ICAA: Ida Gramcko, “Un Álbum” (doc. no. 1325250). Para otros artículos de figuras literarias sobre la pintora, véase: Yolanda Pantín, “Retrato de Mercedes Pardo. Ser de Sansueña.” (doc. no. 1330988), y de Jose Balza, “La piel visual” (doc. no. 1331740)].