Aparecido en la sección de Arte del El Nacional caraqueño el 6 de noviembre de 1969, tres días antes de la apertura de 1x9 serigrafia del color. El título de la muestra de Mercedes Pardo (1921–2005) es debidamente explicado en el artículo por ambos, Pardo y Alejandro Otero (1921–1990). El autor anónimo de la reseña incluye la explicación que la artista da a lo expuesto como “nueve módulos armoniosamente combinados”, indicando que, a pesar de que las nueve serigrafías hacen un grupo coherente, al ser relacionados mantienen igualmente su autonomía en cuanto módulos separados. En el texto de Otero, se explica que las nueve obras gráficas entrañan la desarticulación de un cuadrado manteniendo “la integridad de la forma inicial” incluso como obras separadas. Un aporte primordial es mostrado en su detallado análisis óptico y comentarios sobre el enfoque cromático de Pardo. Otero se centra en el soporte de tales obras (cuadrados de fórmica blanca enmarcados en madera), además de la técnica serigráfica con acabado más denso —si comparada con silkscreens sobre papel— reivindicando así que la invención de Pardo en torno a las relaciones armónicas es un excepcional aporte a ese medio.
Se dice que Pardo objetó el uso del término “vibración” según el sentido del arte cinético. En la época, el Cinetismo era beneficiado por un lugar común: la popularidad institucional y pública que lo identificaba como el movimiento modernista clave en Venezuela. Los principales exponentes de la tendencia —Otero, Carlos Cruz-Diez (1923–2019) y Jesús Rafael Soto (1923–2005)— recibieron varias comisiones para obras en espacio público. Mientras “la vibración” en las investigaciones del Cinetismo venezolano recae fisiológicamente en la visión así como en la inestabilidad del plano pictórico y la superficie tridimensional, Pardo objeta, con razón, el uso del término en un sentido óptico aplicable a su obra. La investigación cromática de Pardo, además del potencial tridimensional de un plano pictórico (achatado), se halla en una mayor consonancia con imvestigaciones sobre la interacción del color y sobre su efecto cromático en el observador; por lo tanto, su explicación de la vibración como algo “emocional” y no solo de naturaleza visual, cobra amplia justificación. Existe, no obstante, un punto cinético en común en la responsabilidad que se percibe tanto hacia el espectador como frente su mira procurando romper barreras entre la obra y el observador,
[Para ver la reproducción del texto de Otero incluido en el catálogo, consúltese en el Archivo Digital ICAA su ensayo “Mercedes Pardo: color de la serigrafía” (doc. no. 1143176); para una posterior lectura sobre la muestra, véase de Margarita D’Amico, “Mercedes Pardo: 1 x 9” (doc. no. 1155959) así como de Roberto Guevara, “Color y módulos en Mercedes Pardo” (doc. no. 1155991)].