La primera muestra de video-arte nacional tuvo lugar en 1985. Varios años después, el ciclo de exhibiciones Videos en Banda (nacionales y extranjeros) procuró no solo difundir el video-arte en Uruguay, sino proyectar la obra local hacia una visibilidad internacional. En 1993, Videos en Banda registra su tercera edición, exhibiendo materiales producidos entre 1983 y 1989, tanto en Uruguay como en España. Los comentarios señalan el carácter vertiginoso de los cambios tecnológicos en la era digital, jactándose de excesivo optimismo, tal vez, en cuanto al carácter renovador de dicho proceso. Según los pioneros del videoarte uruguayo, este torna anacrónicos todos los lenguajes basados en tecnologías anteriores. Asimismo, se señalan las “resistencias” que la crítica de arte local opuso a este tipo de experiencias, dado el momento histórico muy particular, cuando tanto Uruguay como el subcontinente latinoamericano comenzaban a salir de períodos brutalmente dictatoriales.
Pese a la escasez de presupuesto y el difícil acceso a la tecnología, la representación del videoarte en América Latina siempre pudo manifestarse con cierta fertilidad en el medio artístico. En algunos países de la región (Argentina, Brasil, México, Colombia, Perú o Chile), el videoarte comienza a experimentarse entre las décadas de los sesenta y setenta. Las primeras obras que empiezan a ser reconocidas dentro de este género —en países como Uruguay, Bolivia y Venezuela— datan de los años ochenta; y, a partir de los noventa, artistas de Ecuador o Cuba comienzan a despuntar a nivel internacional.
En general, el videoarte latinoamericano se ha caracterizado por abarcar temáticas políticas y sociales que le brindan ya una muy particular identidad. Se alejaron de las innovaciones del lenguaje propias de videoartistas occidentales tales como Nam June Paik, Wolf Vostell o bien Bruce Nauman. Los creadores latinoamericanos recurrieron a esta tendencia para trabajar con aspectos tanto de la cotidianeidad como de la identidad, destacando siempre en sus obras un desarrollo sociocultural y político muy diverso.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos sobre esta tendencia: de Alejandro Ferreiro “A diez años del primer videoarte uruguayo, sus hacedores luchan por extensión de la especie” (doc. no. 1259350); y de Fernando Álvarez Cozzi “El video en los años 80. La estética de la pluralidad” (doc. no. 1258602), el “Planeta Video. Muestra Germano-Rioplatense de Video Creación” (doc. no. 1258641) y “La condición video. 25 años de videoarte en el Uruguay” (doc. no. 1258411)].