En este texto, la interrelación de los recursos expresivos propios de la pintura y aquellos puestos en juego en obras tridimensionales, transformables y cinéticas del artista venezolano Omar Carreño (1927?2013) es el foco de interés del crítico venezolano Víctor Guédez. La trayectoria de Carreño parece constituir un ejemplo particular donde conceptos y soluciones pueden trasladarse del plano a la tridimensionalidad sin perder su fortaleza expresiva; más aún si se mantienen dentro de la corriente constructiva. En este punto, la reflexión de Guédez señala hacia un reconocimiento de la doble condición de rigor y experimentación que permiten a Carreño mantener la coherencia de sus propuestas a pesar de la alternabilidad de los soportes. De igual forma, habrá que tomar en cuenta los “tránsitos” similares y menos afortunados (acometidos por otros creadores) o bien la consideración de los medios mixtos en la escena plástica de los ochenta. La mirada retrospectiva a una trayectoria, en tanto corpus de obra, tiene lugar en un momento en el que la obra de Carreño comienza a ser observada con esos criterios: en 1983 fue organizada con gran éxito una exposición antológica en el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, la cual fue remontada en el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1984. El éxito de la exposición, así como la oportunidad de repensar la obra de Carreño, introducen en la discusión no sólo el tema del lenguaje formal y la dinámica interna de su desarrollo; aportan, además, nociones de identidad y múltiples relaciones que se retoman durante esta década hacia el interior y al exterior del movimiento constructivo latinoamericano.
Respecto al manifiesto expansionista firmado por Carreño y un grupo de artistas venezolanos, consulte “Expansionismo: Manifiesto 1” [doc. no. 1157270] y “Expansionismo: Manifiesto 2” [doc. no. 1157254]; y para una entrevista con él de Teresa Alvarenga, véase “Llegó el momento de decir: Omar Carreño lo hizo primero” [doc. no. 1157657].