En este ensayo, a partir de nociones sociopolíticas sobre el rol de los objetos en la sociedad y su condición de constructores de cultura, el escritor venezolano José Balza reflexiona en torno al conjunto de objetos creados por Armando Reverón. Según el autor, en ellos se imbrican vida y obra, ritual y cotidianidad. Apoyado en testimonios de escritores y críticos (Julián Padrón, Emilio Santana, Alfredo Boulton, entre otros), Balza describe el proceso de edificación de la vivienda-taller reveroniano: El Castillete, ubicado en Macuto (litoral central venezolano). En ese rústico ámbito marino, su flora y su fauna, el autor analiza la significación de las muñecas, sus utensilios del oficio y objetos de ficción (el teléfono, el acordeón y la pajarera, etcétera). A su juicio, la creación de tales objetos obedeció a la necesidad imperiosa del artista de construirse un universo paralelo a la realidad donde introyectaba vida y arte; dichos objetos configuran toda una escenografía autónoma, o “tablado trágico”, en el mundo síquico de su cotidiano.

En 1979, en ocasión del cercano centenario del nacimiento de Armando Reverón (1889–1954), la GAN (Galería de Arte Nacional) organiza su muestra de pinturas y objetos artísticos Lenguaje sobre un tablado trágico. En ese momento, José Balza (n. 1939) publica en la prensa (Últimas noticias, Suplemento Cultural, Caracas, 7 de octubre de1979) el artículo “Los objetos de Reverón”, que posteriormente será la segunda parte del extenso ensayo “Análogo, simultáneo (Sobre los objetos de Armando Reverón)” publicado en Análogo, simultáneo (Caracas: Ediciones de la GAN, 1983) que aquí se reseña. Todavía en la época, las polémicas piezas eran tema rehuido por la crítica; entre otros, para Alfredo Boulton, el primero y principal estudioso reveroniano, las muñecas y demás objetos no pasaban de ser meros “caprichos” del artista carentes de cualquier valor estético. 

Este ensayo, por lo tanto, es fundamental dentro de lo escrito en torno a la obra de Reverón, no solamente porque valoriza “los objetos” entendiendo su obra como una reacción integral (pintura, El Castillete, rituales, objetos) —algo que ya había propuesto críticamente Juan Calzadilla—, sino porque el texto de Balza, basado en datos confiables, representa un enfoque desde la imagen literaria que permite no sólo una sensible comprensión de las desconcertantes producciones objetuales de Reverón (que, a partir de 1937, comienzan a poblar El Castillete), sino de su gran importancia documental.

[Como lectura complementaria, véase en el archivo digital ICAA el documento biográfico atribuido al propio artista “Datos del pintor Armando Reverón” (doc. no. 809055) y el texto medular, escrito por Alfredo Boulton, del catálogo de su retrospectiva (Museo de Bellas Artes, Caracas, 1955), “Armando Reverón o la voluptuosidad en la pintura” (doc. no. 808768). Además, véanse los ensayos de Rafael Romero “Autorretratos 1944” (doc. no. 1160727), y de Juan Calzadilla “Reverón: Su universo como idioma” (doc. no. 1142009)].