El periodista Manuel Lebon entrevista Javier Téllez a propósito de su instalación Licantropía (Premio Mendoza, Caracas, 1998). Téllez habla de su infancia y de su vínculo (por ser hijo de psiquiatras) con el mundo de los enfermos mentales. Comenta sus intereses como artista; primero en la cinematografía y, luego, en las artes plástica. Pone en destaque sus temas principales: las psicosis colectivas, el voyerismo, lo carnavalesco, los procesos de transformación del hombre y el devenir animal. Además, se detiene a explicar la “lincantropía”, o sea, la transformación de hombre en lobo. Téllez se considera un creador “nómada” en el sentido tanto geográfico como psíquico (implicando el libre fluir de ideas) inherente a este concepto. Afirma su interés en profundizar en la realidad social contemporánea, destacando que la función del artista es la de ser un comunicador. Finalmente, crítica a ciertos artistas que denomina “chamanes bancarios”.

La presente entrevista del periodista Manuel Lebón al artista venezolano Javier Téllez (n. 1969) es interesante y amena. Al hablar sobre los orígenes de su interés por un tema tan controversial (como son los estados limítrofes de la razón), Téllez introduce al lector en un mundo fascinante, pero generalmente temido, poblado de mitos y tabúes. Habla de sus asiduas visitas, cuando niño, al hospital psiquiátrico de Bárbula (cercano a Valencia, Estado Carabobo), ciudad de donde es oriundo y lugar de trabajo su padre. Téllez recuerda las celebraciones de carnaval en el hospital cuando había el invesión de roles entre los enfermos y los doctores. 

El tema de la obra premiada, Licantropía, es contextualizado con datos de interés basados en la experiencia personal del artista, lecturas y estudios y en su pasión por la obra de cineastas como Luis Buñuel y Aton Egoyan. Téllez habla de Bárbula como una de las “zonas nómadas” de su infancia, donde despertó pasión por el voyerismo y lo prohibido; destaca que, en Bárbula cuando los pacientes se disfrazaban de doctores y viceversa, seguían una tradición pagana y medieval de intercambio de valores. “Bárbula hoy día está prácticamente clausurado y yo trabajo en base a las memorias que guardo de ese lugar”. Además, afirma que le interesa mucho aquella teatralidad implícita dentro del hospital psiquiátrico y del jardín zoológico, instituciones que nacieron al mismo tiempo. Téllez ya había incluido algunos casos relacionados con la licantropía (el vampirismo y posesiones demoníacas) en la muestra individual La extracción de la piedra de la locura (Caracas: Museo de Bellas Artes, 1996), 

Es especialmente drástica su postura crítica cuando Lebón pregunta si le interesa el chamanismo; a lo que Téllez responde: “Siempre he tenido ese interés por el borderline, los límites y las anomalías, presentes también en escritores como Artaud y Castaneda. Pero no me interesan tanto los chamanes, en particular los que hay en este país, que yo llamo “chamanes bancarios” (aquí menciona explícitamente al artista venezolano Miguel von Dangel).

[Para otros textos sobre la obra de Téllez, consúltese el archivo digital ICAA: “Del mausoleo al juego en cuatro imágenes” de Rubén Gallo (doc. no. 1155086); “La extracción de la piedra de la locura: Una instalación de Javier Téllez” de Carmen Hernández (doc. no. 1154986); la entrevista “Trobar clus: De cómo despistar al expectador” de Ruth Auerbach (doc. no. 1154795); en ensayo “Javier Téllez” de Katherine Chacón (doc. no. 1155070); y la reseña ‘La pieza "Licantropía" obtuvo el premio Eugenio Mendoza” de Ana María Mendoza (doc. no. 1154954)].