Las intenciones de Gabriel Bracho (1915–95) de poder llevar su arte a la provincia se lograron concretar. En este sentido, su exposición itineró por Maracaibo y Cabimas (estado de Zulia), amén de Barquisimeto y Valencia, gracias al apoyo de dirigentes intelectuales comprometidos y trabajadores activistas de cada región. Del mismo modo, según se comenta en la entrevista, sus intenciones de crear un taller de arte popular fueron realizadas. En razón de esto, años más tarde, en 1958, funda junto a Jorge Arteaga, Claudio Cedeño, Julio César Rovaina, Rafael Ramón González, Sócrates Escalona, José Domingo Márquez, José Antonio Dávila, Nicolás Piquer y Antonio Rodríguez Llamosas, entre otros artistas y pintores comprometidos de su generación, el Taller de Arte Realista (en actividad hasta 1969). Tales aspectos dan cuenta del espíritu militante y comprometido de Bracho; actitud proyectada en el cumplimiento tanto de metas político-estéticas como en la necesidad de promover el propio ideario político-ideológico con el que comulgaba. El Taller de Arte Realista tuvo antecedentes en el “Grupo Paracotos” (hacia 1955), con agitación política y pictórica en zonas de provincia que enfrentaban así al régimen dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez (1952–58). El Taller de Arte Realista es un epígono de la beligerante actitud de la generación del realismo social en Venezuela. En otro orden de ideas, los comentarios favorables a su exposición, recogidos en las entrevistas realizadas el día de la inauguración en el Museo de Bellas Artes de Caracas (de Luis Luksic, Cesar Rengifo, Julio César Rovaina y Pedro León Castro) deben ser vistos en el contexto de la militancia izquierdista (y en la actitud que los identificaba en relación con la estética realista comprometida).
[Respecto a la obra de Bracho, consulte en el archivo digital ICAA el ensayo de Pedro Lobos “Semblanzas de nuestros días en la pintura de Gabriel Bracho” (doc. no. 1080662); el texto de Juan Liscano “Gabriel Bracho” (doc. no. 850217); el de Héctor Mujica “Excelencias de un pintor comprometido” (doc. no. 845986); el artículo de Guillermo Alfredo Cook “Bracho sacrifica lo más caro a todo artista: la Libertad” (doc. no. 850751); la reseña del periodista Enrique Buenaventura “La pintura de Gabriel Bracho” (doc. no. 1074240); y de Manuel García Hernández “El mensaje de Gabriel Bracho es neo-americano: cartas de Buenos Aires” (doc. no. 1101870)].