Este texto reconoce las obras ganadoras de los IX Salones Regionales (2001), organizados por el departamento de Artes Visuales del Ministerio de Cultura resaltando los valores formales y teóricos que les permitieron ponderar sus juicio a los jurados siguientes: Gustavo Zalamea (n. 1951) Zona Norte y Zona Antioquia; José Horacio Martínez (n. 1961), Zona Eje Cafetero; Jaime Cerón (n. 1967), Zona Bogotá; Gladier Charry, Zona Orinoquía; y Carlos Jiménez (n. 1947), Zona Sur-Occidente. Los textos de Cerón y Jiménez se destacan por recurrir a la descripción para generar una lectura de las implicaciones sociales, políticas y artísticas de las obras de los artistas Johanna Calle, Humberto Junca y Guillermo Marín. Los Salones Regionales actúan como política de descentralización cultural de la plástica colombiana, desde 1976; además, son considerados un palco general de la plástica nacional-regional e, incluso, materia prima para la consolidación curatorial del Programa Salón Nacional de Artistas que gestiona el Área de Artes Visuales del Ministerio de Cultura. Hasta la actualidad (2009), se han realizado 13 versiones de tales eventos.
El crítico Carlos Jiménez (n. 1947) destaca la forma en que Marín asume y despliega la práctica performática en su obra El canto del deseo exaltado que va a encontrar su calma (2001). El artista parte del mito griego de Leda y el cisne, donde Zeus se convierte en animal para poseer a quien lo había rechazado en forma de dios. Este mito apela a la naturaleza humana suspendida entre el deseo animal y la razón humana. Marín consolida un performance donde él aparece desnudo y estático, exponiéndose con una máscara que simula el sexo femenino. El artista se muestra tumbado en un montículo de yerba junto a un cisne disecado que parecía dispuesto a aprovecharse del despojo de Marín, en cualquier momento. La referencia a la historia del arte conjugada con la mirada voyeur —activada ya sea por la curiosidad del travestismo o bien por la consciencia de asistir a un show— transfieren el mito a la actualidad; no obstante, trastocándolo, sacándolo de la simple alegoría y arraigando la obra a sus valores múltiples (pictóricos, escultóricos, performáticos y de citación). Dicha actualización conlleva una reflexión sobre la naturaleza fetichista de la historia del arte, de la identidad sexual y de la perversión humana.
Carlos Jiménez estudió arquitectura en la Universidad del Valle. Es Maestro en Teoría e Historia del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Ha ejercido la crítica de arte, en los semanarios españoles Cambio l6, Tiempo, El Europeo y, en la actualidad, escribe para las revistas ArtNexus, Third Text y Lápiz, y escribe una columna semanal en el diario El País de la ciudad de Cali.
Para obtener información sobre otras obras de Guillermo Marín, véanse doc. no. 1130006, doc. no. 1129734 y doc. no. 1100756.