Esta reseña anónima, que documenta la exposición de Gabriel Bracho realizada en el Museo de Bellas Artes de Caracas, es reflejo de la preocupación causada, en la crítica artística local, por la temática esgrimida por el artista: a juicio de sus contrincantes, “inclinaciones panfletarias” ganadas para la crítica socio-política. En este sentido, la noticia periodística enfatiza la filiación marxista de Bracho, a modo de reportar motivaciones artísticas, o bien inquietudes afines a una estética política que condicionaría los temas presentes en el evento. Aún cuando en el texto se exalten ciertas virtudes plásticas de Bracho, los epítetos usados para calificar su “compromiso” lo tildan, negativamente, de militante marxista. De esta manera, la condición político-ideológica de su obra queda consustanciada con un inventario de señalamientos que revelan la visión de quien reseña el evento; entre ellos, transliteración gráfica de la dialéctica, pintura de ideología política, dramaticidad de orador de mitin, fanatismo, etcétera. En todo aquel contexto de la alta expectativa en torno a la exposición, el léxico periodístico trae a la luz pública un acontecimiento polémico en el modesto ámbito mediático nacional de esa época. Lo anterior es parte, inclusive, del profuso centimetraje asignado, en la prensa nacional, a la muestra del artista de Zulia.
Respecto a la obra de Bracho, consúltese, en el archivo digital ICAA, el texto de Juan Liscano, “Gabriel Bracho” (doc. no. 850217); el de Hector Mujica, “Excelencias de un pintor comprometido” (doc. no. 845986); el artículo de Guillermo Alfredo Cook, “Bracho sacrifica lo más caro a todo artista: La Libertad” (doc. no. 850751); la reseña de Manuel García Hernández “El mensaje de Gabriel Bracho es neo-americano: cartas de Buenos Aires” (doc. no. 1101870); y “Semblanzas de nuestros días en la pintura de Gabriel Bracho” de Pedro Lobos (doc. no. 1080662)].