Texto introductorio del TLA escrito por el crítico de arte venezolano Rafael Pineda (n. 1926).
Inaugurada en el mes de mayo, esta es la primera exposición colectiva que el TLA (Taller Libre de Arte) realiza en el Liceo Andrés Bello de Caracas. Es necesario resaltar que los miembros del TLA realizaron un número importante de exposiciones en centros educativos tales como: Liceo Fermín Toro (tres en total); Escuela Normal Gran Colombia; y la Escuela Federal Rafael Acevedo (dos en total). La fundación del TLA fue orquestada en el Liceo Fermín Toro, a raíz de las discusiones que jóvenes de La Barraca de Maripérez, pintores del Realismo Social y alumnos de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas, realizaron en ese lugar. Asimismo, es relevante la expectativa que los miembros del TLA sembraron en los jóvenes artistas que, por lo general, eran altamente conflictivos y convulsos en el panorama político nacional. Para los miembros del TLA, las esperanzas para enfrentar esta situación se cimentaban en la creación de una subversión estética, vanguardista e innovadora —con solapadas connotaciones políticas e ideológicas—, la cual tomó con especial consideración el sector estudiantil. El prologuista del catálogo, Rafael Pineda, fue uno de los intelectuales que participaron en el primer número de la revista Taller, emanada del TLA y aparecida en junio de 1950. El prólogo de Pineda carga el tono de una arenga que pretende estimular la permanencia del espíritu de unidad en la diversidad, libertad, contemporaneidad local y universalidad en los que ya, miembros del taller, tenían una firme incursión. En efecto, para mediados de 1949: “(…) el Taller Libre de Arte daba fin a la experiencia cubista heredada de la escuela y, como por fuerza de las circunstancias, estaba obligado a plantearse nuevas alternativas, a definir otros rumbos y a perfilar su propia fisonomía histórica”. [Véase Francisco Da Antonio, Textos sobre arte (Caracas: Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2007), p. 270]. La experiencia abstracta era común dentro de las prácticas del TLA para aquel momento (entre ellas, Alejandro Otero y Omar Carreño), las fuentes de la cultura afroamericana, prehispánica, lo mágico-religioso, las referencias a la pintura popular y lo telúrico ya habían obtenido aceptación y premiación en salones oficiales (en artistas como Mario Abreu, Oswaldo Vigas, Humberto Jaimes Sánchez) y su asociación con Los Disidentes (París, 1950) era un hecho conocido a todas luces. Por ello, el prólogo de Pineda lleva un tono urgente que posiblemente tenga que ver con lo que en julio de ese año se revelaba como el principio del cenit del TLA. Efectivamente, en ese mes, Régulo Pérez denunciaba la presencia de una crisis en el Taller Libre de Arte, según tituló El Nacional en su información de 25 de agosto. Para aquel momento, el TLA era dirigido por Louis Rawlinson, tras la partida de Alirio Oramas a Francia, sustitución que fue altamente cuestionada por sus compañeros.
[Para más textos sobre el TLA, consúltese en el archivo digital ICAA: el prólogo “Texto presentación”, que acompaña la primera exposición colectiva del TLA, de Bernardo Chataing (doc. no. 1101666); el prólogo “Exposición de cuadros abstractos 1948: El movimiento moderno de abstracción - invención – concreción” donde el colectivo TLA se declara interesado en la invención y la libertad creativa (doc. no. 1101635); y el artículo, aunque plagado de inconsistencias, donde se señala la desaparición del TLA y se sustituye por otra institución, el INCIBLA, “Han sido destituidos todos los profesores del Taller Libre de Arte” (doc. no. 1172267)].