A partir de la exposición retrospectiva de 1971, en torno a la obra del artista colombiano Andrés de Santa María (1860–1945) en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, varios críticos e historiadores del arte empezaron un proceso de revaluación de su producción a la luz de las teorías modernas del arte situándolo como “precursor” de la pintura moderna en Colombia.
En este ensayo, el historiador del arte Germán Rubiano Caballero (n. 1938) critica, por primera vez, los juicios establecidos sobre la obra de Santa María. Contrario a la crítica complaciente que se escribiría en los años siguientes, Rubiano Caballero es implacable con el artista al intentar destruir varios mitos persistentes en cuanto a afinidades estilísticas y calidades plásticas.
Andrés de Santa María nació en Bogotá el 16 de diciembre de 1860 y desde los dos años de edad vivió en Europa (Inglaterra, Francia y Bélgica). Estudió en la Escuela de Bellas Artes de París y residió en Colombia durante dos períodos cortos; en ellos, fue profesor y director de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá. En 1904, alrededor de su obra se planteó la primera polémica sobre el impresionismo (véase “El Impresionismo en Bogotá I”, doc. no. 1080092 y “El Impresionismo en Bogotá II”, doc. no. 1079572). Desde 1911, Santa María se radicó en Bruselas donde falleció el 29 de abril de 1945, lapso en el que no volvió a Colombia (véase “Andrés de Santa María (Galería de Arte)”, doc. no. 1094300).