El combativo pintor, diseñador, paisajista, crítico de arte y teórico Waldemar Cordeiro (1925−73) establece un paradigma de teoría y participación en el meollo del arte y los avances tecnológicos. Cordeiro actúa, también, como crítico, convirtiéndose, desde finales de la década de los cuarenta, en un divulgador sui generis de las artes abstracta y concreta en el Brasil —país de su padre al que llega de la Roma de posguerra donde inició sus actividades—. Radicado en São Paulo y por medio de textos divulgados en la prensa de la colonia italiana, se va asentando como el líder y portavoz de la radicalidad del movimiento concretista que adopta el nombre de “ruptura”. Desde inicios de la década de los cincuenta, y a la manera de Max Bill, Cordeiro trabaja con conceptos matemáticos y formas geométricas que, más que como finalidad, emplea como simple medio.
La Iª Exposição Nacional de Arte Concreta fue presentada en diciembre de 1956 en el Museu de Arte Moderna de São Paulo y posteriormente trasladada, entre enero y febrero del año siguiente, al Ministério da Educação e da Saúde, en Río de Janeiro. Ahí se reúne por primera vez la producción de artistas plásticos y poetas operando en ambas urbes. En el presente texto, el artista Waldemar Cordeiro contrapone a la idea distribuida por Ferreira Gullar en el artículo “Pintura concreta”, publicado en el Suplemento Dominical do Jornal do Brasil, el 10 de febrero de 1957. Ambos participaron de esa primera muestra de arte concreto y, en cuanto críticos, protagonizaron el debate crucial que polarizó la producción de artistas cariocas y paulistas en torno a la tendencia. Consulte al respecto el texto complementario que suscita la polémica en “Iª Exposição Nacional de Arte Concreta: I - O Grupo de São Paulo”, escrito por Ferreira Gullar [doc. no. 1087166].
El punto focal de la divergencia radica en el hecho de que Ferreira Gullar enfatiza la dimensión histórica y cultural de la obra de arte, mientras que Cordeiro entiende el arte desde una postura autónoma de lenguaje universal. El argumento suyo en defensa del arte concreto (entendido como un objeto real en el mundo real) se fundamenta en las ideas del filósofo alemán Konrad Fiedler, del pensador y político italiano Antonio Gramsci y en la teoría de la Gestalt. La polémica que se torna álgida en la prensa brasileña provocará con el paso del tiempo la dicotomía radical entre Concretismo y Neoconcretismo. En ella se caracteriza el lugar común de que los artistas paulistas son más “racionalistas”, reduciendo, a su vez, la producción carioca a los parámetros superficiales de una dimensión más “subjetiva”. De Waldemar Cordeiro, véase también al respecto “[Produto direto de uma atitude crítica]” [doc. no. 1087239] y “Realismo: ‘musa da vingança e da tristeza’” [doc. no. 1110839].