El combativo pintor, diseñador, paisajista, crítico de arte y teórico Waldemar Cordeiro (1925−73) establece un paradigma de teoría y participación en el meollo del arte y los avances tecnológicos. Después de haber participado del grupo de arte concreto Ruptura (1952), en la década de los cincuenta, y de haber propuesto sus objetos semánticos o “Popcretos” en los años sesenta, lleva adelante sus investigaciones referentes a la experimentación artística. En estos casos, la idea “pop” lo lleva a penetrar —con auxilio de pensadores como el alemán Max Bense— en una dialéctica que oscila entre “cosas” y “realidades”. Cordeiro está convencido de que el arte contemporáneo implica un lenguaje objetivo, el cual presenta cosas (o unidades semánticas) que nada tienen que ver con la representación. “Arte concreto semántico” es el nombre que le asigna. El asunto lo trata, entre otros, en el ensayo publicado en la revista de arquitectura HABITAT: “Novas tendências e nova figuração” [véase doc. no. 1110840].
Cordeiro actúa, también, como crítico, convirtiéndose, desde finales de la década de los cuarenta, en un divulgador sui generis de las artes abstracta y concreta en el Brasil —país de su padre al que llega de la Roma de posguerra donde inició sus actividades—. Radicado en São Paulo y por medio de textos divulgados en la prensa de la colonia italiana, se va asentando como el líder y portavoz de la radicalidad del movimiento concretista que adopta el nombre de “ruptura”. Desde inicios de la década de los cincuenta, y a la manera de Max Bill, Cordeiro trabaja con conceptos matemáticos y formas geométricas que, más que como finalidad, emplea como simple medio.
Casualmente, este documento revela el hecho por el cual Cordeiro desvincula el arte concreto de las formas geométricas. En el contexto de los sesenta, cuando las imágenes de los medios de comunicación se hacen cada vez más presentes en la vida cotidiana de las urbes, Cordeiro postula la necesidad sine qua non de que el arte (siendo concreto) propague sus propuestas en consonancia absoluta y adecuada a dicha situación visual-cultural. A su juicio, la idea de “concretud” (concreción) se amplía al máximo en el momento en que el asunto de la precisión geométrica se pone de lado.