En este ensayo, César Rengifo intenta refutar consideraciones tomadas como “verdades” de la corriente artística abstraccionista, argumentos tales como la “pureza” de la pintura abstracta, amén de erigirse como los representantes de una época. Para rebatirlos, Rengifo expone una serie de consideraciones teóricas sobre el concepto de “estilo”, analizando sus postulados desde el punto de vista de una ideología político-revolucionaria de cuño marxista. Concluye que, al contrario de lo que los abstraccionistas afirman, sus obras no representan el estilo de una época; que acuden a las estridencias y actitudes aparentemente “revolucionarias” sólo en busca de la propaganda; que la abstracción es valor de signo capitalista; que el juego de los abstraccionistas no beneficia al pueblo ni a los trabajadores. En otras palabras, sus dramas e ideales no pueden ser expresados en líneas y colores “puros”.

En el ciclo de debates llamado “El realismo en el arte” en el Instituto Cultural Venezolano-Soviético (Caracas, 1948), el pintor venezolano César Rengifo (1915–80) participó de polémicas en defensa del realismo social y en contra del abstraccionismo. El punto fundamental que esgrime es conocido como “La tesis del realismo”; con ella defiende un arte comprometido socio-políticamente en contra de un “arte por el arte”, indiferente a la problemática social. Un año más tarde, en 1949, vuelve a generarse la discusión sobre el arte realista versus el arte abstracto. En la prensa, el debate se origina a partir de la exposición de Alejandro Otero —presentada el 30 de enero de 1949 en el Museo de Bellas Artes de Caracas— cuando el pintor exhibe por primera vez su serie Las Cafeteras. Trátase de una exposición fundamental para la comprensión de la modernidad en Venezuela al inaugurar con ella la versión nacional de pintura abstracta. Salen artículos en la prensa y algunas revistas (en pro y en contra de Otero), los cuales se extienden hasta el grupo de artistas venezolanos que se habían radicado en París (1945).  Aunque Rengifo no hace referencia directa a la exposición de Otero, el artículo fue publicado cuando se avivaba la polémica en torno a la muestra del joven pintor. Al opinar del problema sin caer en referencias directas, manteniendo su discurso en el plano de la argumentación y la teoría, tal vez la intención de Rengifo fue aprovechar la ocasión para reiterar los principios de su tesis del realismo social. No se menciona a ningún artista en particular ni tampoco se hacen críticas excesivamente moralistas a la vida de los venezolanos entonces radicados en París; algo que sí hizo el también pintor realista Pedro León Castro. Rengifo formula sus críticas a lo que considera “mentiras” del abstraccionismo partiendo de su ortodoxia política.

Este artículo fue reproducido en el primer tomo de Fuentes documentales y críticas de las artes plásticas venezolanas: siglos XIX y XX (Caracas, Universidad Central de Venezuela, 2001), a cargo de Roldán Esteva-Grillet.

Para consultar otros documentos en torno a la obra del artista, vea la entrevista de la periodista Silvia Coronil donde Rengifo habla del premio CONAC [Consejo Nacional de la Cultura] obtenido por él, “El arte y la política vistos por César Rengifo. En entrevista exclusiva con ‘Tribuna Popular’” [doc. no. 1172426]; la entrevista del ensayista Jorge Nunes “César Rengifo: el retorno a las raíces” [doc. no. 1101822]; y la entrevista de Irma Valero “César Rengifo: ‘No hay arte sin ideología’” [doc. no. 1141917]; los ensayos de Pedro Beroes “Viva memoria de César Rengifo” [doc. no. 1141854], de José María Salvador “César Rengifo. El drama humano” [doc. no. 1101982], y de José Ratto Ciarlo “Retrospectiva de César Rengifo 1931?1974” [doc. no. 1101966]. Por otra parte, el propio Rengifo escribió tanto “Del abstraccionismo a un nuevo realismo. Presente y porvenir de la pintura” [doc. no. 1074194], como “Tesis del realismo. El arte y nuestro tiempo” [doc. no. 810019].