En este artículo, Beatriz González propone una relación entre las actitudes transgresoras de artistas y críticos en Colombia y los cambios sociales ocurridos a nivel internacional durante la década de los sesenta. A la vez, reconstruye el contexto colombiano dentro del cual se desarrollan tales actitudes al igual que las primeras etapas tanto de su propia obra como de la del artista colombiano Luis Caballero. Entre los elementos de ese contexto se incluyen: el cambio generacional de artistas; el desarrollo de la crítica profesional —y en especial la significativa influencia de la crítica de arte argentina, radicada inicialmente en Bogotá, Marta Traba (1923–83); las principales polémicas con respecto a direcciones artísticas posibles (entre ellas: realismo socialista frente a expresionismo abstracto, nacionalismo o internacionalismo, y abstracción versus figuración); lenguajes específicos del arte latinoamericano relacionados con una nueva aproximación a la figura; artistas (tales como el irlandés Francis Bacon y el mexicano José Luis Cuevas) y movimientos influyentes (el Pop norteamericano, la Nueva Figuración argentina y el interiorismo); y nuevos eventos (salones nacionales, festivales y bienales) e instituciones artísticas (los varios museos de arte moderno en el continente, nuevas salas de exposición) los cuales contribuyeron al fortalecimiento y definición de un arte “moderno” en Colombia que viene a desplazar a uno de tipo académico e indigenista.

Este artículo fue publicado en el catálogo de la exposición Sin título 1966-1968. Luis Caballero, realizada en el Museo Nacional de Bogotá en 1997 con curadoría de la autora del texto, la artista e historiadora del arte colombiana Beatriz González (nac. 1938). El artículo permite ubicar las obras realizadas por artistas que iniciaron su carrera en la década de los sesenta, en el contexto del arte colombiano, tales como Luis Caballero y Beatriz González. Este es recreado por González por medio de un recuento de eventos, instituciones, críticos y artistas (colombianos y extranjeros) más significativos. Sugiere ella un paralelo iluminador entre ese contexto y los movimientos sociales internacionales de ese período. La breve caracterización de la obra realizada por Caballero a finales de la década —en especial, el Políptico, ganador de la Bienal de Coltejer en Medellín en 1968— es especialmente enriquecedora dado el reconocimiento de elementos modernos que hay en ella y la afirmación de su especificidad vinculada a un “humanismo atormentado”. Este artículo puede ser complementado, en el caso de la obra de la artista y curadora, con el de Carolina Ponce de León, “Beatriz González in Situ”, Beatriz González, una pintora de provincia (véase doc. no. 1088587); y, respecto a la de Caballero, con el de Edward Lucie-Smith, “Luis Caballero: pinturas de los años sesenta”, Luis Caballero. Sin Título 1966-1968 (véase doc. no. 1088860).