Esta crítica del escritor y crítico Sebastián Salazar Bondy (1924–64) al III Salón Moncloa lo tilda de pobre, “tanto de imaginación cuanto de técnica”.
En 1955, el pintor Fernando de Szyszlo (n. 1925) ganó el Primer Premio del III Salón de Pintura Manuel Moncloa, eventualmente el de mayor importancia para la escena artística peruana. De hecho, Szyszlo había jugado un papel fundamental en defensa y para la difusión del arte abstracto a su regreso (en 1951) a Lima, tanto por su propia obra como por su afán polemista que desencadenó el debate [véanse en el archivo digital ICAA el artículo “Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (sin autor) (doc. no. 1137793)]. El éxito del arte “no-figurativo” en el medio artístico de Lima cobra relevancia al considerarse que el premio anterior fue otorgado a Alfredo Ruiz Rosas (1926–2002), pintor alineado en las filas del realismo de corte social. Otro hecho marcante en esa época, el cual tuvo también sus repercusiones polémicas. [Véanse los artículos: de Manuel Jesus Orbegozo, “Un ‘pan’ común, de todos los días, amasado por Alfredo Ruiz Rosas, ganó diez mil soles” (doc. no. 859785); de Luis Miró Quesada Garland , “En blanca y negra…” (doc. no. 859805), “En blanca y negra” (doc. no. 859826), “Sobre un arte integral” (doc. no. 1227195), y “Sobre un arte integral” (doc. no. 859917); de Alejandro Romualdo Valle, “Sobre un arte integral (respuesta al arquitecto Luis Miró Quesada G.) (doc. no. 1227139), “Sobre un arte integral: punto final” (doc. no. 1227176), además de “Ruiz Rosas y un arte integral” (doc. no. 1227027)]. Si bien hubo una abstención de artistas figurativos en el III Salón, la participación mayoritaria de pintores abstractos evidenciaba el triunfo de esta tendencia entre los jóvenes, lo cual se confirmó posteriormente con el I Salón de Arte Abstracto de 1958.