“Historias de mancha: marca, superficie y borde” fue escrito por el historiador del arte José de Nordenflycht (n. 1970) para el catálogo Transferencia y Densidad (1973–2000) con curaduría de Justo Pastor Mellado (n. 1949) y enmarcado en un proyecto de gran envergadura denominado Chile 100 Años Artes Visuales, llevado a cabo por el Museo Nacional de Bellas Artes. Se dividió cronológicamente: Primer período. 1900-1950: modelo y representación a cargo del historiador del arte Ramón Castillo (n. 1966); Segundo período. 1950-1973: entre modernidad y utopía, bajo la curaduría de Gaspar Galaz (n. 1941); y Tercer período. 1973-2000: transferencia y densidad referente a Mellado. Se trató de una exposición ambiciosa, realizada entre abril y diciembre del año 2000, que procuró abarcar un centenario de producción artística e involucró un gran número de obras y artistas. Ésto se tradujo en innúmera concurrencia y diversas polémicas suscitadas por las lecturas curatoriales propuestas y los artistas seleccionados.
La curatoría de Mellado se dividió en torno a ocho ejes, articulados en ocho salas del museo: Historias de Anticipación, Historias de Cuerpos, Historias de Manchas, Historias de Disposición, Historias de Localización, Historias de Identificación, La Cita de la Historia y Historias de Recolección. El eje trabajado por Nordenflycht (Marca, Superficie, Borde), enfoca el primero de ellos: José Balmes (1927–2016), cuya obra pictórica pasó a considerarse como responsable de articular la modernidad pictórica en Chile. El artista asume un compromiso político manifiesto en su trabajo. Adolescente que se refugia con la familia en Chile tras la Guerra Civil Española, fue Militante del Partido Comunista y parte de nuevo al exilio después del Golpe Militar de 1973. Regresó al país en 1984 marcando plásticamente un hito para las artes visuales chilenas.
El segundo eje incluyó dos artistas identificados con la “Promoción del 80”, Samy Benmayor (n. 1956) y Carlos Maturana (n. 1953), más conocido como Bororo. [Para mayor información al respecto, véase en el Archivo Digital ICAA “Promoción 80” (doc. no. 740347) de Milan Ivelic]. Se destacaron conservadoramente por “volver a la pintura” en un período en que el arte conceptual dominaba la escena artística en Chile. En la década de ochenta, esta postura activó un debate que confrontó a la denominada Escena de Avanzada, propuesta por Nelly Richard (n. 1948) en torno a artistas vinculados a prácticas neovanguardistas [Consúltese “Return to the pleasurable” (doc. no. 743686) de la mencionada Richard].
El último revisó la obra de Natalia Babarovic (n. 1966), pintora de una generación más joven, quien apareció en la escena artística santiaguina en 1989, así como Adolfo Couve (1940–88), escritor y pintor, uno de los exponentes de la línea pictórica “moderna” (Facultad de Artes de la Universidad de Chile). [En torno a esto último, véase “Sobre Couve: Couve, la instantánea imposible” (doc. no. 748429) de Mellado]. Nordenflycht enlaza a estos cinco pintores desde una tradición de enseñanza y práctica artística que se daba en esa institución universitaria donde, a pesar de los cambios habidos, él detecta una continuidad.