El ensayo “Trama urbana y fugas utópicas” apoya su reflexión tras cumplirse dos décadas desde que el CADA (Colectivo Acciones de Arte) inició sus acciones citadinas en la capital chilena. Aquí, Nelly Richard esquematiza lo que fue el trabajo del grupo; a su juicio definible por sus intervenciones en espacios públicos, la ruptura de las rutinas cotidianas bajo la dictadura militar, la variada experimentación lingüística, e incluso transgresiones a los soportes tradicionales y géneros artísticos. Con tales operaciones, explica la autora, el CADA planteó tensiones entre lo social, lo cultural y lo político —en línea con aquellos propósitos vanguardistas de unir arte y vida—, procurando cuestionar significados y funciones del arte más allá de la institución artística. Richard traza un panorama de la sensibilidad artística y callejera (que sin duda ellos alteraron) una vez que sus acciones cesaron. Se mencionan los colectivos Los Ángeles Negros y Las Yeguas del Apocalipsis, los cuales, al igual que el CADA, buscaron “intervenir” en el espacio público, aunque del todo ajenos al hiperconceptualismo que aquejó (por su exceso críptico) a los artistas de la llamada Escena de Avanzada.

Con la divulgación de tres textos, la Revista de Crítica Cultural, en su publicación número 19 (1999), recuerda los veinte años transcurridos desde que el CADA (Colectivo de Acciones de Arte) realizó su primera acción. Además del texto “Trama urbana y fugas utópicas” de Nelly Richard, aparecieron “Hoy como ayer” del sociólogo Fernando Balcells [ver Archivo Digital ICAA (doc. 740288)] y “Cada 20 años” de la escritora e integrante del colectivo Diamela Eltit (ver doc. 740299). Con dicho trío se dio a conocer la relevancia alcanzada por las brillantes acciones artísticas del CADA en el período inicial y más oscuro de la dictadura en Chile (1973-90), además de su innegable carga simbólica que cimbró la discusión artística y política de entonces.

De manera casi simultánea a lo más abyecto de las atrocidades cometidas por el régimen de facto, la idea llevada a cabo de performance ejerció un papel de visibilidad notable dentro de la Escena de Avanzada, un concepto acuñado por la propia autora. Se caracterizó por articular un lenguaje resistente al predominio del discurso oficial y sus derivaciones artísticas, enfocándose lo marginal, lo clandestino, la pobreza y el desquicio total. Considerado como parte integral de la Escena de Avanzada, el CADA fue formado por Fernando Balcells, Diamela Eltit, los artistas Juan Castillo y Lotty Rosenfeld y el escritor Raúl Zurita. Se destacó al unir diferentes disciplinas oscilando entre lo visual y lo escrito.