“Gracia Barrios” es el título que el crítico de arte y curador Justo Pastor Mellado (n.1949) da a su monografía. Este texto fue publicado en el catálogo de la retrospectiva Gracia Barrios: Ser-Sur realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes (Santiago, 1995) en tributo a su medio siglo de trayectoria pictórica. [Hay disponible una biografía de la artista en el Archivo Digital ICAA “Gracia Barrios y la constante humana” (doc. no. 739569) escrita por la periodista Faride Zerán].
Gracia Barrios (1927–2020) fue una pintora fundamental para el desarrollo del arte chileno. Su interés artístico se manifestó tempranamente y, siendo adolescente aún, comenzó a estudiar con el pintor y músico Carlos Isamitt (1885–1974); a los 17 años había ingresado ya a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. En 1947 integró el Grupo de Estudiantes Plásticos, formado por alumnado descontento con la formación recibida en el plantel, motivo por el cual proponían una renovación en la enseñanza y generaban instancias para discutir, leer y reflexionar sobre arte, además de exhibir sus trabajos. En 1952, contrajo matrimonio con el pintor José Balmes (1927-2016), dato relevante puesto que en sus indagaciones formales la colaboración conjunta fue clave. Entre 1954 y 1956 viajaron por Europa donde expusieron y estudiaron la producción de su época, lo que agudizó su crítica respecto de la situación chilena, que consideraban vivía un retraso. Ésto motivó su agrupación con Eduardo Martínez Bonati (n. 1930) y Alberto Pérez (1926–1999), el Grupo Signo, fundado para reaccionar críticamente ante la tradición pictórica, llevados por un ímpetu propio de la convulsión política de los sesenta. Si bien se suele indicar que el colectivo se inició en 1962, su trabajo fue exhibido de forma colectiva en la Biennale Internationale de la Jeune Peinture (París, 1961). El grupo no era precisamente un movimiento pues cada integrante desarrollaba postulados formales propios en la realización de sus obras; no obstante, exponían colectivamente y compartían una postura política involucrando en ella un sentido específico del arte [Para conocer más sobre Signo, se halla disponible en el Archivo Digital ICAA “Presencia del Signo” (doc. no. 751514) escrito por Alberto Pérez, uno de sus integrantes].
Conjuntamente, los historiadores del arte Milán Ivelic (n. 1935) y Gaspar Galaz (n. 1941) establecen dos periodos dentro de la producción de Signo. El primero es el informalismo, determinado por la exploración formal vinculada a la abstracción; el segundo se tituló postinformalismo y giró en torno a distintas problemáticas sociales, trascendiendo así la reflexión puramente plástica para provocar un regreso a la figuración. Para los intereses filosóficos de Pablo Oyarzún (n. 1950), cabe al grupo el inicio de un proceso modernizador en el arte chileno, perspectiva crítica compartida por autores como los mencionados Galaz e Ivelic. [En torno al texto de Oyarzún, véase “Arte en Chile de veinte, treinta años” (doc. no. 745095)].
A juicio de Mellado, uno de los grandes problemas en la historia del arte chileno es que no ha habido un estudio capaz de leer en amplitud la obra de Barrios más allá de su participación en Signo lo que somete su pintura bajo la etiqueta del informalismo. Dicho sea de paso, Barrios definió su pintura (y la de Signo) como un realismo informal, el cual desafiaba los lindes rígidos de la pintura tradicional que primaba en Chile a principios de la década del sesenta cuando irrumpen. Ésto se tradujo en no optar por “representar” pictóricamente, sino en “presentar” el objeto tal cual, o sea, era pintura llevada a lo matérico. Con este planteamiento, Barrios se distanció del debate entre realismo y abstracción, cuestión trillada que suele difundirse confusamente sobre arte chileno y en la cual se trasladan (de manera colonialista) los esquemas de análisis del arte internacional.