“Viaje hacia la totalidad” es un texto interpretativo del trabajo artístico de Juan Downey (1940–93) escrito por el antropólogo Carlos Aldunate y publicado en el catálogo de la exposición Juan Downey: Instalaciones, Dibujos y Videos. Museo Nacional de Bellas Artes realizada en Santiago (1995). Primera muestra realizada en Chile después de su muerte en Nueva York, ciudad donde se radicó desde 1969. [Para otros textos de este catálogo consúltese el Archivo Digital ICAA: “Reelaborando la modernidad de Juan Downey en The thinking eye” (doc. no. 739203) de John Hanhardt y “Juan Downey: el dibujo como paradoja” (doc. no. 739194) de Mary Sabbatino, así como “Paideia de Juan Downey” (doc. no. 739185) de Pablo Oyarzún].
Juan Downey fue pionero del videoarte, no obstante que su obra hiciera desarrollos también a través del dibujo, el grabado y la pintura. Autodidacta, su trayectoria marca una búsqueda medial forjadora de obra inédita. Tras graduarse de arquitecto partió de Chile hacia Alemania, estudió pintura en España y en Francia se interiorizó en el grabado, radicándose finalmente en Estados Unidos, donde inició sondeos con la tecnología. De esta etapa es Invisible Communication (1967), una escultura activada con la interacción del espectador. La crítica de arte feminista Ann-Sargent Wooster revisa este período en detalle en “Juan Downey” (doc. no. 739219). Tras este tipo de obras, procuró reconectarse con sus raíces mediante otras culturas. Lo ejemplifica su extensa serie Trans Américas (1973-76), realizada a partir de diversos viajes por el continente americano en los que grabó a tribus indígenas, interactuando con las particularidades de los paisajes naturales y sociales. Inicialmente buscaba generar una conexión entre lugares, lograda al mostrar a un pueblo o cultura los registros de la anterior. “El olor del aguarrás”, escrito por Downey 15 años después de comenzado su proyecto más ambicioso, insinúa algo abierto y fallido bajo el subtítulo “No se descifra nada haciendo videos” señalando una profunda autocrítica respecto de sus creencias iniciales sobre posibilidades sociopolíticas del hacer obras, aunque destaca la importancia de que éstas se hicieran cargo del contexto propio.
“El viaje” como autodescubrimiento, así como las exploraciones tecnológicas son constantes en su trabajo, su condición de extranjería marcó su obra. Chile era una de sus obsesiones y sus videos pueden entenderse como un constante homenaje según lo plantea Diamela Eltit (n. 1949) en “Madre Patria” (doc. no. 735694).