Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
La primera versión de Arte en cambio fue una exhibición del Grupo de los Trece en las salas del CAYC en mayo de 1973 (GT-233; doc. no. 1476435, GT-239; doc. no. 1476434). En esa oportunidad, se informaba la incorporación oficial al colectivo de Horacio Zabala. El título de la muestra habría sido propuesto por él [María José Herrera, entrevista con el artista, inédita, 2022], pensando en un enfoque amplio de las distintas poéticas de los integrantes del grupo. Zabala hacía referencia a la libertad de cada artista para cambiar el enfoque de su obra, sin permanecer atado a reiterar lo ya hecho y repetirse a sí mismo.
En esta segunda versión de 1976 —subtitulada con la pregunta ¿Hay vanguardia en Latinoamérica?—, la propuesta se amplía para abarcar, además del Grupo de los Trece, un conjunto mayor de artistas (GT-619-620; doc. no. 1477267), varios de ellos asiduos colaboradores del CAYC. En el marco de censura y represión que suponía la recién iniciada dictadura militar (desde el 24 de marzo de ese año), Glusberg realiza una genealogía que conecta el experimentalismo de finales de la década de sesenta con las propuestas que siguieron otras pautas como las del CAYC. Evalúa la situación de desigualdad por la que pasa el arte latinoamericano, sin acceso al mercado de las grandes exhibiciones consagratorias ni tampoco a galerías a nivel global. A su juicio, la importancia de lo realizado en su proyecto (el Centro de Arte y Comunicación) para configurar una vanguardia en la región y cuya especificidad reside en la reflexión sobre “lo social”. Lo hace a partir de una lectura semiótica orientada hacia mecanismos de significación en la comunicación.
Mientras tanto, en el escenario artístico internacional, el conceptualismo empieza a perder peso en favor de las nt (nuevas tendencias). Glusberg pide reflexionar sobre el poder del arte utilizando, a partir de ahora, un discurso políticamente “más atemperado” del que se empleó en exposiciones como Hacia un perfil… No obstante, la reducción del ímpetu y la idea de la producción artística como modelo para el cambio social continúan presentes.