El grupo Octaedro generó en Uruguay, en solo dos años, una intensa actividad vinculada a prácticas artísticas de experimentación, sorpresa, así como formas de rebeldía interpelante frente a las difíciles circunstancias sociopolíticas imperantes. Se configuró a fines de 1978, etapa final de la dictadura militar (1973−85), desafiando el aislacionismo interpersonal promovido por el régimen. Lo hicieron poco antes del surgimiento de otras agrupaciones artísticas como Los Otros y Axioma. [Véase en el archivo digital ICAA: “Una narrativa sobre el arte uruguayo en dictadura. Las instalaciones y estrategias conceptualistas de los grupos Octaedro, Los Otros y Axioma,” de May Puchet (doc. no. 1251139); “AXIOMA” (sin firma) (doc. no. 1250717); “4 Ambientación grupo Los Otros,” grupo Los Otros (doc. no. 1251116); y “Grupo Axioma,” de Grupo Axioma (doc. no. 1250744)]. Al inicio lo integraron: Fernando Álvarez Cozzi (n. 1953), Carlos Aramburu (n. 1951), Carlos Barea (n. 1954), Juan Carlos Iglesias (n. 1956), Miguel Lussheimer (n. 1961), Abel Rezzano (n. 1936), Carlos Rodríguez (n. 1951); en su mayoría prevenientes del CEA (Centro de Expresión Artística) dirigido por Nelson Ramos (1932–2006).
Tras su exposición inaugural en Cinemateca Uruguaya [“Octaedro. Expone Grupo Octaedro,” (sin firma) (doc. no. 1260081)], hubo una segunda muestra en la Alianza Cultural Uruguay- Estados Unidos (ambos espacios receptivos a nuevas propuestas). Ésto significó tanto una instancia de maduración grupal como una nueva proposición activa con el medio. Octaedro expuso cuatro muñecos o formas humanas blandas forradas con una “piel” de plástico oscuro, dispuestos en cruz (que días antes recorrieron la ciudad manifestando parecido a las figuras metafóricas de los desaparecidos, realizadas en los muros de Argentina). La exposición incluyó diapositivas de rostros anónimos y fotografías del paseo urbano del grupo con su obra. Afirmaban una voluntaria manifestación de proceso artístico grupal ligado al medio. El texto del catálogo reivindica “el acto de pensar” como ruptura con la apatía predominante, proponiendo una reconstrucción de los sujetos en tanto individuos pensantes y actuantes, no mera cifra en una sociedad masivamente manipulada. En el folleto-catálogo, se cita una frase del investigador en psicoanálisis Frederick A. Weiss tomada de “Dinámica y terapia de la autoalienación” (American Journal of Psychiatry, 1961).