El crítico de arte Alfredo Torres (n. 1941) comenta la I Bienal de Artes Plásticas realizada en el Subte Municipal de Montevideo en 1992. Opina que tanto la organización como los responsables de cultura en la capital uruguaya cometieron un gran error aceptando la totalidad de los trabajos presentados, eliminando así, de manera deliberada, todo filtro crítico en torno a los mismos. A su juicio, hubo desacierto al convocar a artistas bajo lemas expresivos y temáticos predeterminados, con ello limitándose la participación. Por otra parte, Torres juzga que ceñir el evento a un tema tan concreto como las ideas de “identidad latinoamericana e indigenismo” restringió la capacidad de creación. En especial, dada la generalizada dificultad en la sociedad uruguaya para asimilar el problema de la escasa herencia indígena en el país charrúa. Lo que interesa destacar aquí es, fundamentalmente, el reconocimiento que el autor le otorga a la obra de Clemente Padín, por el hecho de que el performer y poeta experimental define a la perfección el espacio utilizado en su instalación; específicamente, al tratar con humor la temática preestablecida. El artículo deja entrever los problemas existentes entre los pretendidos criterios renovadores aplicados por las autoridades municipales a las políticas culturales en los años noventa y las expectativas de los disidentes (artistas y críticos) en una década clave para el arte contemporáneo en Uruguay.
[Para más información, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Clemente Padín “La Performance desde la perspectiva Latinoamericana” (doc. no. 1240733); de Silvio De Gracia “Arte de Acción en Latinoamérica, cuerpo político y estrategias de resistencia” (doc. no. 1240673); y de Alfredo Torres “Los hachepientos del ‘68” (doc. no. 1240628)].