Durante la década de los sesenta surgieron movimientos sociales al amparo ideológico tanto de la Revolución cubana como a consecuencia de las crisis políticas y económicas internas en los diversos países de la región. Estos fueron adquiriendo cada vez mayor importancia, en un proceso que fue acompañado desde las organizaciones de artistas e intelectuales. Los artistas Clemente Padín (n. 1939) y Jorge Caraballo (1941–2014) comprendieron el arte como mecanismo de acción para poner en evidencia los móviles de tales conflictos; lo hicieron recurriendo a la fotografía, la signografía, la poesía visual, y, a través de ellos, Uruguay comenzó a transitar el camino del arte conceptual estrechamente planteado como reacción a la política autoritaria, así como a las políticas culturales con sus grupos de poder ya consolidados desde los años cincuenta. En 1966, Padín comenzó a editar junto a un grupo de colaboradores —Héctor Paz, Juan José Linares y Julio Moses— la revista Los Huevos del Plata para contrarrestar el “monopolio editorial” liderado por la llamada Generación del ‘45 (Mario Benedetti, Idea Vilariño y Ángel Rama, entre otros). Se publicaron 16 números a lo largo de tres años; su objetivo era rechazar las actitudes que predominaban en la literatura y la sociedad cultural del momento, indagando así nuevas tendencias poéticas experimentales como el espacialismo, concretismo o poesía visual, recurriendo incluso a poetas surrealistas. En 1969, una vez cerrada esa revista, Padín continuó con otra denominada OVUM 10, definiendo en ella una estética poético-visual semejante a los caligramas de poetas tales como el francés Guillaume Apollinaire (1880–1918), el mexicano Juan José Tablada (1871–1945), el español Guillermo de Torre (1900–71), el catalán Joan Salvat-Papasseit (1894–1924), el hispano-cubano Francis Picabia (1879–1953) y el portugués Mario de Sá-Carneiro (1890–1916). El lema de OVUM era: “Todo el que grite distinto, será uno de los nuestros, porque aquí lo que falla son las estructuras, los esquemas de expresión, la basura (…)”.
En el documento, Alfredo Torres contextualiza el panorama cultural uruguayo en el que surge Los Huevos del Plata, poniendo énfasis en el carácter parricida de la publicación.
[Para más información, véase en el archivo digital ICAA de Francisco Tomsich “Los desaparecidos no son líneas de ómnibus” (doc. no. 1240643)].