En esta carta abierta, Fernando de Szyszlo (n. 1925) negó las afirmaciones publicadas en la “Entrevista concreta a un pintor abstracto”, realizada por el periodista Manuel Jesús Orbegozo (n. 1923), a propósito del triunfo del pintor en el III Salón de Pintura Manuel Moncloa del año 1955. [Véase en el archivo digital ICAA el artículo de Manuel Jesús Orbegozo “Entrevista concreta a un pintor abstracto” (doc. no. 1227120)]. El premio del Salón era entonces el más incisivo en la escena artística peruana. Sumamente irónico, el reportaje publicado en diciembre de aquel año en Cultura Peruana es de singular importancia por la repercusión perdurable de las declaraciones expuestas. De hecho, Szyszlo había jugado un papel fundamental en defensa y para la difusión del arte abstracto a su regreso (en 1951) a Lima, tanto por su propia obra como por su afán polemista que desencadenó el debate [“Dice Fernando Syszlo que no hay pintores en el Perú ni América: el joven pintor peruano declara sentir su pintura y la de los demás pero no puede explicarla” (sin autor) (doc. no. 1137793)]. El éxito del arte “no-figurativo” en el medio artístico de Lima cobra relevancia al considerarse que el premio anterior fue otorgado a Alfredo Ruiz Rosas (1926–2002), pintor alineado en las filas del realismo de corte social. Otro hecho marcante en esa época, el cual tuvo también sus repercusiones polémicas. [Consultar diversos artículos: de Orbegozo, “Un ‘pan’ común, de todos los días, amasado por Alfredo Ruiz Rosas, ganó diez mil soles” (doc. no. 859785); por Luis Miró Quesada Garland “En blanca y negra…” (doc. no. 859805), “En blanca y negra” (doc. no. 859826), “Sobre un arte integral…” (doc. no. 1227195), y “Sobre un arte integral” (doc. no. 859917); por Alejandro Romualdo “Sobre un arte integral (respuesta al arquitecto Luis Miró Quesada G.)” (doc. no. 1227139), “Sobre un arte integral : punto final” (doc. no. 1227176), y Ruiz Rosas y un arte integral” (doc. no. 1227027)]. Si bien hubo una abstención de artistas figurativos en el III Salón, la participación mayoritaria de pintores abstractos evidenciaba el triunfo de esta tendencia entre los jóvenes, lo cual se confirmó posteriormente con el I Salón de Arte Abstracto de 1958.