Esta entrevista de la periodista venezolana de origen francés Miyó Vestrini (1938–91) con Mario Abreu (1919–93) destaca porque manifiesta no sólo los ejes esenciales que definen la obra del artista plástico venezolano, sino también su personalidad y sus frustraciones respecto al entorno cultural de su país. La periodista permite que Abreu se explaye, de forma tal que sus ideas fluyen con naturalidad; Vestrini, además, refuerza la entrevista con observaciones del medio físico y anímico en torno al artista.
Antes de la entrevista, Vestrini da una idea del carácter de Abreu cuando define su habla: “de un lirismo extraño, pasa también a la agresividad ruda, implacable”. En efecto, en sus declaraciones Abreu alterna los temas vertiginosamente y entremezcla apreciaciones sobre su obra donde se revela un devoción por su país, mezclada al desprecio por el mundo cultural venezolano (del que percibe abandono y rechazo) por lo que el diálogo resulta dramático por momentos. El artista denuncia tanto el escaso apoyo oficial a su obra como el mercado del arte que busca imponer tendencias, a su juicio producto de un colonialismo cultural del cual Venezuela no se ha podido librar. Abreu se percibe a sí mismo como “un libertador”, ya que su obra expresa al país y a América: sus raíces, contradicciones, espíritu y magia, que, en final de cuentas, son los ejes que definen la dimensión de su trayectoria. No obstante, Abreu es un “libertador” al que se le brinda escasa o ninguna atención; por ello, el artista, en un determinado momento, advierte: “tendré que irme un día de este país, ya me estoy yendo, ya me fui”.
[Para una reseña de Manuel Trujillo sobre la obra de Abreu, consúltese el archivo digital ICAA: “Abreu, Pintor desorientado” (doc. no. 850789). Más aun, véase la entrevista “Yo Mario Abreu digo que sólo lo americano nos salvará”, con el periodista Gustavo Manrique con motivo de su exposición Objetos Mágicos (1965) (doc. no. 1102189)].