Gustavo Manrique entrevista al artista plástico venezolano Mario Abreu (1919–93), con motivo de la primera exposición que Abreu realiza de su serie de “objetos mágicos” en el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1965. La entrevista del periodista, aunque breve, deja constancia de las raíces populares donde se arraiga la obra de Abreu, tanto en lo espiritual como en lo estético y lo anímico, especialmente en lo referente a sus objetos mágicos, título de la muestra en cuestión; o sea, el conjunto de creaciones del artista más celebradas por la crítica. Con el lenguaje que lo singulariza —plagado de metáforas y por momentos incoherente— Abreu deja firmemente anclado su compromiso estético con un arte con el que expresa sus propios orígenes: la santería, la brujería y la magia, los cuales (según se revela en otros testimonios suyos) se enlazan con su infancia. Siente, además, que tales orígenes lo vinculan con el resto del continente americano: “Descendemos, amigo periodista, de un gran brujo llamado América”. La descripción que hace el artista de sus objetos mágicos, manifiesta la experiencia integradora tanto de lo formal como de lo espiritual.
[Para una reseña de Manuel Trujillo sobre el artista, consúltese el archivo digital ICAA: “Abreu, pintor desorientado” (doc. no. 850789); véase también la entrevista “No busco lo mágico como abstracción sino como razón existencial del hombre”, con Miyó Vestrini (doc. no. 1172444)].