El crítico Carlos Silva entrevista al artista plástico Omar Carreño con motivo de su nueva propuesta artística en Venezuela. El texto busca brindar una reflexión sobre las motivaciones y circunstancias que lo han llevado a realizar una serie figurativa, alejándose de una trayectoria marcada durante décadas por la abstracción geométrica y el cinetismo. En su conversación, Silva y Carreño reconstruyen desde los años cincuenta los antecedentes de la vertiente figurativa en la pintura y en la escultura, géneros que competen a Carreño y los motivos por los cuales esta no alcanzó a ser desarrollada. Además, se brindan datos sobre el período formativo del artista y, finalmente, la preocupación ecológica subyacente al tema marino, en especial de los barcos.

En 1987, el pintor y escultor venezolano Omar Carreño (1927?2013) presentaba en la Galería Durban de Caracas la exposición Si todos los barcos del mundo, donde abordaba el tema de las marinas y los barcos, tratándolos bajo un lenguaje figurativo de gran síntesis. Esta propuesta figurativa pudo causar extrañeza, tomando en cuenta la trayectoria de Carreño dentro de la abstracción geométrica y su consecuente dedicación a la exploración de nuevas soluciones. Con ello, procuraba trascender la bidimensionalidad tornando posible el movimiento y la interacción del espectador con la obra. La entrevista que realiza el crítico Carlos Silva tiene la intención de aclarar el nexo de Carreño con la figuración; en tal sentido, aporta datos de importancia sobre búsquedas realizadas por él dentro de esta tendencia y las cuales, tal vez, no trascendieron al dominio público. Del mismo modo, relaciona la temática marítima de la serie Si todos los barcos del mundo con aquella primera aproximación, al mismo tema, presente en su etapa informalista de los años sesenta por medio de la serie relacionada con el barco El Nereida.

Finalmente, se aborda el cambio estilístico en un contexto más amplio; aquel relacionado con la pérdida de credibilidad de las tendencias abstractas como experiencias detonantes de un cambio social, acentuada por los valores aleatorios y somáticos de la posmodernidad. Más allá de todo ello, la preocupación ecológica consigue anclarse en el desencanto por la caída de los grandes discursos (grands récits) y en la necesidad de plantear soluciones para muy distintos problemas; el retorno a la pintura (retour à l’ordre de principios del siglo XX) y a la figuración durante esa década de los ochenta refleja parte de esta problemática donde la voluntad transformadora se debate entre nostalgia y postura crítica.

Para una reflexión sobre el lenguaje plástico desarrollado por este artista, véase el ensayo de Víctor Guédez “La construcción de lo visual en Omar Carreño” [doc. no. 1157401]. Para una entrevista de Alfredo Schael, véase “Omar Carreño: premio a la constancia, al genio y a la rectitud del proceder creador” [doc. no. 1157337].