Este ensayo, del artista venezolano de origen catalán José María Cruxent (1911–2005), es un testimonio de primera mano en el que plasma con intensidad su experiencia creativa. Pertenece al catálogo de la exposición presentada en 1992 en el Museo de Coro: Homenaje a Cruxent. Siglo XX: El Hombre, Cultura y Desafíos, la última muestra de este artista. El concepto principal manejado por Cruxent es el de la “libertad”; se refiere tanto a la “libertad creativa” al momento de concebir una obra, como la sensación de “libertad” que le proporciona terminada. Funge como respuesta a diversas críticas formuladas contra su obra. Precedido por su reputación como arqueólogo y científico, no pocas veces la obra de Cruxent fue calificada como una subactividad derivativa de su ciencia. Intenta demostrar que no sólo es un científico, sino un artista, y por ello, manifiesta que no le importa que su obra sea aceptada o no. Él no “crea” para que su obra sea reconocida, sino para satisfacer necesidades de expresión y de poder hacerlo: jamás aceptaría sacrificar su creación para satisfacer gustos ajenos. A pesar de ser un referente del movimiento informalista venezolano de la década de sesenta, Cruxent confiesa que siente gusto porque su obra es difícil de ser encasillada en ninguna clasificación plástica. Texto de gran validez histórica, es fundamental para comprender su concepción sobre el “arte”. Como arqueólogo, Cruxent escribió gran cantidad de textos; éste es uno de los pocos dedicados exclusivamente a su creación artística.
[Sobre la obra del artista, consúltese en el archivo digital ICAA: la biografía escrita por María Luz Cárdenas “El hombre que sabe leer la tierra” (doc. no. 1153744); el ensayo de Alfredo Boulton “J. M. Cruxent: Obras Recientes”, publicado originalmente en 1971 por la Galería Champs Elysées de Caracas y en 1973 por la Sala Mendoza (doc. no. 1153711); y el texto del curador Adolfo Wilson, “Realidad vs ilusión: la obra de José María Cruxent” (doc. no. 1153760)].