En este ensayo, el periodista Alberto Anzola pondera la obra de Elsa Gramcko. Menciona algunos de los elementos utilizados por la artista plástica venezolana: chatarra, acumuladores y demás hierros oxidados. Anzola hace una relación de pintores renacentistas que, pese a ser figurativos, guardan cierto grado de abstracción. Destaca que, en su afán alquimista, Gramcko intenta develar “lo oculto”. Elogiando su potencial creador, toma el concepto de “mancha” y lo describe como la más perfecta de las formas. El periodista cita al escritor mexicano Carlos Fuentes.

Este ensayo de Alberto Anzola, sobre la obra de la artista plástica venezolana Elsa Gramcko (1925–94), resalta especialmente por sus contenidos líricos. El autor utiliza gran cantidad de recursos literarios, estableciendo nexos metafóricos entre su obra con la “magia”, la “alquimia” y la “hechicería”. El tema principal gira en torno a la transmutación y creación de la materia así como “la forma”, una constante a lo largo de toda su carrera. Debido a esta característica de su obra, sería calificada en gran cantidad de escritos posteriores como “alquimista” (Elizabeth Schön, GAN, 1997; entre otros). Anzola aplica conceptos de gran carga filosófica (y teológica inclusive) a la creación de Gramcko, asignando también significados semánticos a varios de los objetos utilizados en sus creaciones (aljibes, muros, cerraduras y atalayas). Tal enfoque lírico y filosófico a esta obra es bastante acorde con la artista. De hecho, su obra siempre tuvo influencia de conceptos e ideas filosóficas y psicológicas, no solamente en el meollo de su proceso creativo, sino integrado a los propios títulos. Para el autor, ella es heredera de artistas medievales; llega a considerar que reinterpreta los retablos de aquella época, donde los santos han sido substituidos por objetos (muchas veces de desecho), los cuales resurgirán de sus “cenizas” para asumir nuevas significaciones. Anzola libera a la artista de clasificaciones plásticas rígidas evitando encasillarla: ni orden formal, ni informalismo, ni figuración, ni abstracción. Para él, Gramcko logra desligarse de estas etiquetas para dar rienda suelta a su “magia”.

[Para otros ensayos críticos y entrevistas con la artista, consúltese el archivo digital ICAA: el ensayo de José Gómez Sicre “Elsa Gramcko of Venezuela” (doc. no. 1222685); la semblanza de Oswaldo Trejo “Elsa Gramcko” (doc. no. 1153620); el artículo de Roberto Guevara “Abstractos inéditos de Elsa Gramcko” (doc. no. 1163749); de Juan Calzadilla “Elsa Gramcko: la atracción de las texturas” (doc. no. 1153589); el esbozo crítico de Clara Diament Sujo “Elsa Gramcko”, (doc. no. 1153604); una “Entrevista con Elsa Gramcko” publicada en 1976 (doc. no. 1152673); la crítica de Teresa Alvarenga “Elsa Gramcko por ahora el silencio” (doc. no. 1153652); y de Juan Carlos López Quintero “Elsa Gramcko una alquimista de nuestro tiempo” (doc. no. 1152657).]