A fines de 1965 se sucedieron en Lima (Perú) tres exposiciones que hoy son consideradas como los más tempranos antecedentes de la instalación y del happening en el Perú. Ellas fueron Mimuy, ambientación de Mario Acha (hijo del crítico Juan Acha), Efraín Montero y Miguel Malatesta, así como Yllomomo y Escenografía para un folklore urbano, de Gloria Gómez Sánchez y Luis Arias Vera, respectivamente. Tales propuestas experimentales las promovió Juan Acha desde su columna en el influyente diario El Comercio de la capital peruana. Opuesto a las nuevas tendencias artísticas, el escritor Francisco Bendezú se propuso polemizar con el crítico al subrayar las diferencias culturales que separaban al Perú de los centros cosmopolitas donde se desarrollaban tales lenguajes.
El crítico peruano radicado en México Juan Acha (1916–95) fue uno de los principales propulsores de la vanguardia artística en el Perú a mediados de la década de los sesenta. A través de sus escritos, ensayos y notas periodísticas, el Pop y el Op-Art encontraron tanto un defensor teórico como un promotor de los jóvenes que cultivaban esas tendencias enmarcadas por la ideología desarrollista del momento.
Es una de las figuras centrales en la discusión artística peruana y latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX. En un inicio, Acha recibió formación como ingeniero químico en Múnich, dedicándose a esta actividad a su retorno a Lima en 1942. Dieciséis años después, en 1958, publicó sus primeros textos sobre arte en el influyente diario El Comercio de Lima, con los que dio inicio a una actividad crítica y teórica sostenida. En tales ensayos realizó un complejo balance del panorama artístico local, identificando las distintas vertientes nacionalistas por las que discurría la plástica peruana. Apenas habían transcurrido unos años luego del intenso debate sobre la abstracción, uno de cuyos nudos problemáticos giraba precisamente en torno a las relaciones entre arte y la identidad nacional. A finales de la década de los cincuenta, sin embargo, el ejemplo del arte precolombino empezaba a erigirse como salida factible a la oposición entre la posibilidad de un arte nacional y el cosmopolitismo de la abstracción; esta última, de hecho, la opción que Acha investiga en su serie de textos. Aunque la posición específica de Acha evolucionara de forma significativa a lo largo de su trayectoria, la constante sería su compromiso con corrientes de “vanguardia artística” y la indagación del papel de la “identidad en el arte”, ya sea la peruana o bien latinoamericana.
[Para más información, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Carlota Carvallo de Núñez “Notas de arte” (doc. no. 1142429); de Juan Acha “La “ambientación’ del I.A.C.” (doc. no. 1142493) y “Exagerado sentido realista: Exposición de Luis Arias Vera” (doc. no. 1142510); de Carlos Rodríguez S. “Mimuy” (doc. no. 1142462); y de Luis Antonio Meza “Nuevo ambiente en el I.A.C.” (doc. no. 1142478)].