Durante la década de 1950, el poeta, dibujante y periodista peruano Alejandro Romualdo Valle (1926–2008) fue uno de los principales detractores del arte abstracto en su país. En junio de 1951 intervino en la primera polémica local en torno a dicha tendencia [véase en el archivo digital ICAA el artículo por Valle, “Gran problema del arte peruano es la falta de críticos: "Xanno": (doc. no. 1150928)]. Su actitud era entonces contraria a cualquier sesgo ideológico en la crítica de arte; pero este punto de vista y su propia poesía se orientaron hacia una abierta militancia de izquierda a raíz de una estadía en Europa, entre 1952 y 1953, donde cursó estudios de literatura en Madrid. De regreso a Lima, sus críticas de arte —publicadas en el diario La Crónica— destacarían por su causticidad contra la abstracción, en la polémica que polarizaba al medio artístico local. A inicios de 1955, Valle debatió con el principal ideólogo del modernismo en el Perú, arquitecto Luis Miró Quesada Garland (1914–94), en torno al triunfo en el II Salón Moncloa del pintor realista social Alfredo Ruiz Rosas (1926–2002) [“En blanca y negra...” (doc. no. 859826); “Sobre un arte integral” (doc. no. 859917), ambos por Garland]. Ese mismo año, a propósito del Primer Salón Anual de Pintura Peruana (organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima), Valle hizo un balance de las “jóvenes” orientaciones pictóricas en el país que, a su entender, confirmaban el triunfo de una figuración renovadora [“¿Hacia dónde va la pintura en el Perú?: Primer Salón de Pintura”, por Valle (doc. no. 1138900)]. En un contexto que desmintió sus predicciones conforme al finalizar la década de los cincuenta, Valle fue consecuente en su defensa del “arte comprometido” en diversas colaboraciones publicadas en revistas de la capital peruana.