Argumentación de Francisco Moncloa en defensa del reconocimiento otorgado en 1975 al retablista andino Joaquín López Antay con el Premio Nacional de Cultura en el área de arte. El autor responde a las críticas que contraponen a la “artesanía” el llamado “arte culto”, planteando la valoración al mismo nivel de los diferentes tipos de arte realizados en un país “heterogéneo y pluricultural” como el Perú. Rechazar el valor artístico de esta obra sería una “actitud clasista”, ya que en todo tipo de manifestación cultural hay artesanos y verdaderos artistas. Moncloa plantea que una perspectiva chata y discriminatoria es aquella que diferencia lo “culto” de lo “inculto” según categorías impuestas por un determinado grupo social, considerando que el premio otorgado a López Antay es reflejo de un país que “asume los aportes de sus pueblos creadores” e implica un primer paso en la tarea cultural de la Revolución peruana, entonces en andamiento.

Entre una serie de artículos, el texto aborda la polémica donde intelectuales, artistas y periodistas se pronunciaron (en su mayor parte) a favor del Premio Nacional de 1975. Francisco Moncloa, político, escritor y periodista, autor del presente texto y partidario de la política del gobierno del general Juan Velasco Alvarado (1968–75), había sido nombrado subdirector del diario Expreso, previamenteexpropiado por el régimen en 1970.

El 26 de diciembre de 1975 se dieron a conocer públicamente los Premios Nacionales de Cultura (bienio 1973–74), otorgados por el Estado peruano a través del Instituto Nacional de Cultura, a los aportes más destacados para el desarrollo de la cultura peruana. El presente dictamen en el área de arte (la cual tradicionalmente incluía pintura, escultura, música y arquitectura) dio inicio a una de las polémicas más importantes en la historia del arte peruano. La controversia puso de manifiesto las tensiones y recelos latentes en torno a las políticas culturales propiciadas por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas del general Juan Velasco Alvarado (1968–75). Este aspiraba a una identificación progresista, cuyo principal sustento fue la reforma agraria iniciada en 1969, acompañada por una fuerte revaloración oficial de la imagen del campesino y de sus modos de vida, en desmedro de formas culturales consideradas más “occidentales”. De hecho, el premio a Joaquín López Antay (1897–1981) se dio a costa de las candidaturas de reconocidos artistas plásticos como Carlos Quízpez Asín (1900–83) y Teodoro Núñez Ureta (1912–88) y el músico académico de origen alemán Rodolfo Holzmann (1910–92).

[Respecto a este conflicto, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Alfonso Castrillón, Leslie Lee y Carlos Bernasconi “Fundamentación para el dictamen por mayoría simple a favor del artista popular Joaquín López Antay” (doc. no. 1135896); de Alfonso Bermúdez “Premio a López Antay suscita controversias. Unos: consagración del arte popular. Otros: una cosa es arte y otra artesanía” (doc. no. 1135879); de Francisco Abril de Vivero, Luis Cossio Marino y Alberto Dávila “Artistas plásticos cuestionan premio” (doc. no. 1135960); y (sin autor) “‘No todos nos quieren ni en Lima ni en Ayacucho’: así comentó sobre cuestionamiento a premio” (doc. no. 1135930)].