Este artículo compila la experiencia plástica de Jaime Ávila (n. 1966) a partir de la visión crítica de la curadora, antropóloga y crítica Natalia Gutiérrez (n. 1954), quien señala, por medio de un relato en primera persona (de manera sencilla y acertada) las problemáticas políticas y las preocupaciones sociales implícitas en la obra del artista colombiano. Es importante señalar que tanto las descripciones de los trabajos como las narraciones de los acercamientos a cada una de ellas tienen un papel revelador de su naturaleza plástica y conceptual. Asimismo, esto permite asociar conceptos y características semejantes entre las obras, tales como “la reorganización de un nuevo orden mundial”, “la figura del poder como ficción” y “la corrupción de la estética del deseo” sugerida como herramienta antiimperialista. Todos ellos son abordados como los temas primordiales de la obra del artista.
Cabe anotar que Gutiérrez considera, especialmente pertinente para estos efectos, la obra La vida es una pasarela (2004). Consta de una serie de fotografías tomadas a jóvenes drogadictos, entre los 19 y 25 años de edad, y residentes de las calles de la ciudad de Bogotá; se vale del contraste entre “la desolación y la fiesta” como método de denuncia ante la indiferencia social del entorno [véase doc. no. 1133189]. Durante su exhibición en el XXXIX Salón Nacional de Artistas (2004), y en espacios especializados, esta propuesta de Ávila recibió críticas de todo tipo. Tal fue el caso del sitio web www.esferapublica.org, en el cual se utilizó el término “porno miseria” para calificarla; los comentaristas la tildaron así por valerse de problemas sociales para obtener prestigio y reconocimiento en la plástica nacional e internacional. Sobre esta situación, la autora toma distancia prudente frente a la práctica social.
Natalia Gutiérrez (n. 1954), antropóloga, crítica y curadora, egresa de la Universidad de los Andes y de la maestría en Historia y Teoría del Arte de la Universidad Nacional. Se ha desempeñado como docente en diversas instituciones como la Universidad de los Andes, la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Javeriana en Bogotá. Fue jurado en la primera edición del Premio Luis Caballero (2001) y obtuvo el Primer Premio en la primera edición del concurso de ensayo histórico, teórico o crítico del arte colombiano de fin de milenio (2000), debido a su investigación Cruces [véase doc. no. 1091801].