El documento es significativo porque se centra en un texto escrito por el propio Jaime Ávila (n. 1966), el cual es, en palabras de la autora, Natalia Gutiérrez, “un manifiesto afectivo” que plantea su punto de vista frente al complejo problema de la drogadicción. Está basado en la experiencia personal de ver a varios de sus conocidos caer en la adicción de entorpecientes tales como la cocaína y el “bazuco” (crack). Coyunturalmente, el texto aborda también el violento contexto bogotano de los años noventa, en los cuales la guerra del narcotráfico contra el Estado colombiano generó, en el meollo del siglo XX, dinámicas urbanas muy complejas, entre las que cabe mencionar la migración de ex sicarios de las comunas de Medellín a barrios marginales de Bogotá.
Jaime Ávila trabaja sus obras en torno al tema de la ciudad latinoamericana y cómo en ella aparecen espacios residuales (márgenes de error) habitados por personas que evidencian procesos sociales de fracaso y de segregación, las cuales son definidas por esta condición de “lo residual”. Una obra muy representativa de este planteamiento es 10 metros cúbicos, consistente en una instalación de mil fotografías armadas, a manera de cajas, que a su vez conforman un cubo que ocupa un metro cúbico, a su vez repetido diez veces. Las fotografías corresponden a lugares marginales y de miseria de una decena de ciudades latinoamericanas; entre ellas, Bogotá, São Paulo, Caracas, Lima, Quito, Buenos Aires, etc.
Ávila propone que la organización urbana en América Latina no obedece al modelo de ciudad planificada, sino que toma forma a la manera de un organismo vivo. Del mismo modo, los comportamientos de supervivencia de las personas que habitan estos espacios residuales urbanos se alejan de toda planificación social, y funcionan mediante códigos ya sea tribales y primitivos o bien fisiológicos incluso.
Otra obra de Ávila donde se plantea cómo la estructura del paisaje urbano en América Latina modifica, deforma y transforma la identidad del sujeto es Los radioactivos (1996), serie de retratos fotográficos de niños y adolescentes marginales (bogotanos) que, a pesar de los conflictos y las dificultades, parecen posar con un aire de glamorosa extravagancia e indestructibilidad, como intentando ser inmunes a la miseria que los rodea.
El artista Jaime Ávila ha participado en numerosos eventos de arte contemporáneo como la 9a Bienal de La Habana (Cuba), la XXIX Bienal de São Paulo (Brasil) y la 3a Bienal de Liverpool (Reino Unido), entre otras. Ávila también ha participado en las ferias Arco de Madrid, Art Basel-Miami Beach, en Miami y ARTBO en Bogotá.