José Alejandro Restrepo (n.1959) es uno de los artistas colombianos contemporáneos reconocido por su trabajo ya sea con el video o bien con la instalación; dos lenguajes a partir de los cuales éste cuestiona la forma convencional en la que se ha escrito la historia. Ambos le han permitido construir no sólo un discurso visual (plástico) sino también otro escrito; aquel donde su rol como pensador y observador se hace evidente tanto en la forma en que hace uso de los materiales plásticos de los que se vale, como en la(s) narrativa(s) que monta a partir de investigaciones dinámicas. Se destaca en ellas un proceso de “edición” y experimentación constante, donde el orden se relativiza para observar el mismo asunto desde múltiples perspectivas. La entrevista de Natalia Gutiérrez hace una “parada” (símil de la estación de un viajero) en las obras de Restrepo que fueron realizadas —en su mayoría— en los años noventa; estrategia que le permite acceder tanto a los cuestionamientos que el artista se plantea durante el proceso creativo como a las influencias que lo atraviesan. El texto entrega una revisión de las siguientes obras: Atrio y Nave central (1996), Orestiada (1989), Terebra (1988), Meninas – contradanza (1996), El paso del Quindío (1992), Quiasma (1996), Musa paradisíaca (1994), El cocodrilo de Humbolt no es el cocodrilo de Hegel (1994), Transitorias (1998), Canto de muerte (1999), Ojo por diente (1994), Serie de tres (1996) y Teoría del color (1999). La narración fragmentada que presenta Gutiérrez en su libro Cruces abre un espacio para el análisis concentrado de cada uno de las obras mencionadas anteriormente. Allí confluyen los intereses de diverso orden que han llevado a Restrepo a fusionar lenguajes y, sobre todo, a pensar la imagen en contexto y las posibilidades que tiene como elemento contenedor de relatos. En ese diálogo entre la crítica y el artista se consolida un discurso donde los cuestionamientos de ella ya sea por la percepción o bien por la escritura encuentran posibles respuestas.