Sérgio Ferro (n. 1938), el arquitecto y artista plástico, se graduó durante la construcción de Brasilia (1956–61) y trabajó en el despacho del arquitecto Francisco Vilanova Artigas (en São Paulo), siendo su discípulo, como también de Flávio Motta. Con otro arquitecto, Rodrigo Lefèvre, y el escenógrafo Flávio Império fundaron el grupo Nova Arquitetura. Fue un crítico mordaz de la profesión, de su medio expresivo (el dibujo), amén de su producción. Siendo estudiante aún, propuso el debate sobre la lucha de clases y la deseable alianza entre obreros de la construcción y técnicos del dibujo que fuera capaz de generar otra estética de acuerdo a “una poética de la economía” que hiciera frente a los problemas verdaderamente nacionales. Ambos arquitectos, Ferro y Lefèvre, tuvieron que huir del Brasil durante la dictadura militar (1964–85); el primero establecido desde 1972 como profesor de arquitectura en la Université de Grenoble (Francia), y el segundo muriendo trágicamente en el propio sitio de la obra, en la Guinea-Bisáu, a mediados de los ochenta.
En este artículo de Ferro se hace sentir, todavía, su posición crítica frente a la teoría semiótica aprendida en Italia (1965), directamente con Umberto Eco. Se trata, sin duda, de uno de los textos más cáusticos de Ferro y que opera como punto de partida para el debate que levanta, en 1976, en “O Canteiro e o desenho” [El local de la obra y el dibujo]. La revista Teoria e Prática sólo circuló dos años (1967–68) y fue desmantelada por la dictadura militar por el simple hecho de tratar de temas culturales y de ciencias sociales, tanto brasileñas como internacionales.
[Como lectura complementaria, véanse otros textos del autor en el archivo digital ICAA: “A forma da arquitetura e o desenho da mercadoria” (doc. no. 1111152); “Os limites da denúncia” (doc. no. 771159); “Pintura nova” (doc. no. 1090696); y “Vale tudo” (doc. no. 1090648)].