El arquitecto Sérgio Ferro afirma en este texto que la nueva pintura en Brasil se puede caracterizar por el hecho de restablecer un acercamiento a la realidad circundante, llegando a considerar que los altísimos niveles de abstracción alcanzados por el concretismo, informalismo y tachismo estaban impidiendo la comunicación directa con el público; parte de ahí la necesidad de que se salga en busca de los fenómenos, de los hechos y de las contradicciones de la realidad. Es de la opinión de que las razones se localicen en un compromiso político que se radicaliza debido a la conciencia de la existencia del enajenamiento generalizado, del subdesarrollo y del propio imperialismo. Es Brasil bajo la dictadura militar y un año después del golpe fascista. Ferro se percata (como respuesta a todo ello) de una oscilación entre nihilismo, búsqueda de utopía y compromiso crítico, los cuales se apoyan en instrumentos posibles —incluso vía academicismo, manierismo y otros artificios de préstamo— que gestan un nuevo vocabulario sin preocuparse de la unidad, corrección o elegancia de ese lenguaje y su pertinencia. Tanto “lo crudo” como “lo agresivo” se hacen sentir para desmitificar las contradicciones de la realidad que (ingenuamente) se niega a una visión totalizadora y, en cambio, parte de manifestaciones individuales (o de varios tipos de realismo) que necesitan sumarse unos a otros para que el nuevo pensamiento plástico que se gesta en la muestra Propostas 65 sea percibido.

La exposición Propostas 65 se llevó a cabo en 1965 en el área expositiva de la FAAP (Fundação Armando Álvares Penteado) y, de modo paralelo a la muestra Opinião 65, constituye una innegable manifestación colectiva de la llamada Nueva Figuración en su vertiente brasileña. De manera simultánea se organizaron tanto debates como encuentros entre artistas y críticos de arte a resultas de las propuestas de la muestra.

Sérgio Ferro (n. 1938), el arquitecto y artista plástico, se graduó durante la construcción de Brasilia (1956?61) y trabajó en el despacho del arquitecto Francisco Vilanova Artigas (en São Paulo) siendo su discípulo como también de Flávio Motta. Con otro arquitecto, Rodrigo Lefèvre, y el escenógrafo Flávio Império fundaron el grupo Nova Arquitetura. Fue un crítico mordaz de la profesión, de su medio expresivo (el dibujo), amén de su producción. Siendo estudiante aún, propuso el debate sobre la lucha de clases y la deseable alianza entre obreros de la construcción y técnicos del dibujo que fuera capaz de generar otra estética con base en “una poética de la economía” que hiciera frente a los problemas verdaderamente nacionales. En este texto, precisamente, se tornan evidentes los influjos que ejercen en la escritura de Ferro, tanto los intelectuales franceses de la izquierda trabajista como los alemanes de la llamada “escuela de Frankfurt”, además del sicoanálisis de tendencia freudiana. Su empeño se cimienta en la construcción de una teoría crítica para subsanar las fallas en el sistema productivo y estético de la arquitectura. Ambos arquitectos, Ferro y Lefèvre, tuvieron que huir del Brasil durante la dictadura militar (1964?85); el primero establecido desde 1972 como profesor de arquitectura en la Université de Grenoble (Francia) y el segundo, muriendo trágicamente en el propio sitio de la obra, en la Guinea-Bisáu, a mediados de los ochenta.

[Como lectura complementaria, véanse otros textos del autor en el archivo digital ICAA: “Arquitetura nova” (doc. no. 1111153); “A forma da arquitetura e o desenho da mercadoria” (doc. no. 1111152); “Os limites da denúncia” (doc. no. 771159); y “Pintura nova” (doc. no. 1090696)].