El pintor y crítico de arte Jorge [Eduardo] Guinle Filho (1947–87) fue, incuestionablemente, uno de los principales representantes en Brasil de la llamada “Geração 80”, una generación cuyo movimiento esencial fue “la vuelta a la pintura”, amparada tanto en premisas de la transvanguardia italiana como del neoexpresionismo alemán. El artista se destacó no sólo por su desempeño artístico, sino, también, por su aporte intelectual como crítico.
En este caso escribe sobre la obra de su colega pintor Victor Arruda (n. 1947). Para Guinle, la pintura de Arruda parte de “una pobreza” intencional y de orden técnico y matérico, que sólo encuentra paralelo en la temática iconográfica banal (incluso ofensiva) de sus obras: dos instancias de choque cultural que ilustra su trabajo. Guinle describe ciertos íconos que Arruda hurga hasta convertirlos en fetiches; no importa que revelen, de igual modo, situaciones sociales inherentes al imaginario brasileño. Su relación crítica con la vanguardia de la modernidad aparece en sus telas con la misma intensidad de un kitsch suburbano. Al comentar la técnica del pintor, Guinle destaca el interés que ejerce su trabajo en torno a la precariedad.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos del autor: O conceito de imagem na nova pintura do século XX” (doc. no. 1110968); “Expressionismo vs. Neo-expressionismo” (doc. no. 1110955); “A pintura contra a parede” (doc. no. 1110935); y “Papai era surfista profissional, mamãe fazia mapa astral legal: ‘Geração 80’ ou como matei uma aula de arte num shopping center” (doc. no. 1110971). Está accesible, también, un escrito sobre otro artista de su generación: “Leonilson: a implosão da imagem” (doc. no. 1110504)].