Se trata del debate promovido por la revista Módulo en torno a la crisis en las instituciones culturales de Río de Janeiro. Se indaga tanto el sentido como la viabilidad del recién creado (1985) Ministerio de Cultura y, posteriormente, se desdobla en ciertos diagnósticos sobre la vida institucional en la ciudad de Río de Janeiro, una década después de haber dejado de ser la capital del Brasil. Se comentan los problemas o desajustes que eso acarrea; sobre todo, respecto a las políticas públicas de aquella época. Otros aspectos que se enfocan son la capacidad (o no) de organización en el cierne de la clase artística del país; y, fundamentalmente, lo que viene a significar el arte como “un bien (o capital) simbólico” en ese momento de la historia brasileña.

Fundada en la década de los cincuenta por el arquitecto Oscar Niemeyer (1907?2012), la revista Módulo fue más allá de su área de acción profesional, llegando a incentivar desde finales de los setenta y la década siguiente algunos debates en el área institucional de la cultura y las artes. Se convierte —con los estertores de la larga dictadura militar (1964?85)— en un buen vehículo informativo y, sobre todo, reflexivo. Apoyó la llamada “Geração 80”.

Módulo incentivó numerosos debates como este, que gira específicamente sobre las instituciones culturales. En otros números (con otro repertorio de participantes) tocó en asuntos como “O artista e a criação” [doc. no. 1110950]; o bien “O artista e a crítica” [doc. no 1110951]. En el presente documento, los críticos Marcus de Lontra Costa (n. 1954), Frederico Morais (n. 1936), Paulo Herkenhoff (n. 1949) y los artistas Adriano de Aquino (n. 1946) —coordinador de Artes Visuais del estado de Río de Janeiro— y Valério Rodrigues —presidente de la Associação Brasileira de Artistas Plásticos— se involucran en la discusión.

El texto ayuda a generar un contexto sobre la cuestión institucional y el ambiente artístico de Río de Janeiro (década de los ochenta), cuando una parte de ese medio comienza a valorar “la pintura” de los jóvenes. Lontra Costa, crítico y curador, se destaca en el ambiente cultural brasileño de esos años por haber sido el principal promotor crítico de la llamada “Geração 80”.  Morais, a su vez, actúa en el meollo del arte brasileño desde los sesenta como crítico y curador, inicialmente en Belo Horizonte. Su influencia será significativa en las décadas siguientes, al salir en defensa de los movimientos de vanguardia de ese período por medio de una crítica involucrada y actuante. En la época del debate (los ochenta), replantea posiciones previas, aunque apoya de manera incondicional el surgimiento de la Geração 80. Herkenhoff —quien inicia su carrera como artista ligado a la Sala Experimental del MAM-Río [doc. no. 1110602] a mediados de los setenta— se convierte finalmente en curador, crítico de arte y administrador cultural, siendo el curador de la XXIV Bienal de São Paulo (1998). Aquino, artista plástico, tuvo a su cargo la administración cultural del estado de Río de Janeiro. Rodrigues, a su vez, es uno de los artistas que descollan de aquella Geração 80.