El montaje propuesto por el grupo Oficina, bajo dirección de José Celso Martinez Corrêa (n. 1937), de la novela y guion teatral O rei da vela de Oswald de Andrade (1890–1954), inauguró un nuevo espacio arquitectónico de la sala de espectáculos de la compañía en 1967 (un año después de que un incendio destruyera las instalaciones, y que ahora contaba con ciclorama). La puesta en escena estaba dedicada al director del Cinema Novo brasileño, Glauber Rocha, quien poco antes había concluido la célebre película Terra em transe. Por primera vez llevado al palco más de tres décadas después de su publicación, O rei da vela cobraba forma en una versión que se presentaba como “espectáculo-manifiesto”. De hecho, su montaje se convirtió en una especie de representante teatral del entonces pujante movimiento tropicalista, apoyado en su visualidad y fuertes interpretaciones vía parodia, lo grotesco y lo irreverente. El cantautor Caetano Veloso cuenta en su libro Verdade tropical (1997) —una paronomasia del bolero de Gonzalo Curiel Vereda tropical— que estuvo presente en una de las sesiones de la pieza días después de haber escrito la música para Tropicália, cuyo título le fue sugerido por el cineasta Luis Carlos Barreto, e inspirado en la obra homónima de Hélio Oiticica. En el libro de Andrade se narra la condición de subdesarrollo y dependencia económica que aqueja al Brasil con la saga de un industrial de veladoras al borde de la quiebra por deudas contraídas con un imperialista yanqui.
[Como lectura complentaria sobre el movimiento Tropicalista en el país, consulte en el archivo digital ICAA el artículo (sin autor) [“O tropicalismo é nosso, viu? (…)”] (doc. no. 1110422); del propio Oiticica “Tropicália” (doc. no. 1074985); y de Mário Chamie “O trópico entrópico de Tropicália” (doc. no. 1075019)].