El teórico Gillo Dorfles subraya aquí su convencimiento en la existencia de una ciudad que surja de la producción industrial y capaz de oscilar desde las baratijas [gadgets] hasta los edificios. A su juicio, la estética industrial cumple un papel de importancia en la formación del gusto popular y debería ser su único asidero estético al alcance. Una civilización cimentada en “la visualidad” necesita de un arte hecho en serie, el cual permita la libertad formal. Dorfles considera, incluso, que es algo positivo que los objetos se tornen obsoletos, lo cual traería mayor invención de formas e informaciones innovadoras que generen una incesante transformación urbana. En lo referente a “la síntesis de las artes” —motivo de su invitación a Brasilia—, Dorfles juzga posible su existencia, aunque sólo en las artes aplicadas (sea arquitectura o bien diseño industrial), considerando ser anacrónica en el meollo de las artes mayores.  

El teórico italiano Gillo Dorfles desempeñó un rol de importancia para la afirmación de una estética de cuño industrial, específicamente vinculada al desarrollo del movimiento del arte concreto que alcanza su ápice durante esa década de los cincuenta. En esta ponencia —durante el Congreso de 1959 en Brasilia—, defiende una axiología basada en el valor del objeto industrial y en la validez que generan las tansformaciones en la ciudad y en la propia idea de arte.

El Congresso Internacional Extraordinário de Críticos de Arte se llevó a cabo en Brasilia, São Paulo y Río de Janeiro entre el 17 y el 25 de septiembre de 1959, bajo el tema de “A cidade nova, síntese das artes”, previamente propuesto por el crítico Mário Pedrosa. Las conferencias de los críticos y arquitectos provenientes de varias partes del mundo produjeron debates y polémicas sobre la producción de arte y arquitectura en el Brasil. Para el resumen presentado en torno a la 7a sesión del congreso (bajo el título de “Educação artística”) se contó con la contribución de ponencias encabezadas por los críticos Herbert Read y A. Sartoris, el arquitecto y urbanista Lúcio Costa, además de los artistas brasileños Theon Spanudis y Fayga Ostrower.

Uno de los principales articuladores y organizadores del encuentro de 1959 en la nueva capital del Brasil fue el polímata Mário Pedrosa (1900–81). Pedrosa fue un político radical de izquierda, crítico de arte, periodista y profesor, y sin duda uno de los más influyentes estudiosos de la historiografía de arte brasileño. Entre 1961 y 1963 dirigió el MAM-SP (Museu de Arte Moderna de São Paulo), fue miembro fundador de la Associação Brasileira de Críticos de Arte (afiliada a la AICA) y tuvo una actuación de gran altura como parte de la organización de la Bienal Internacional de São Paulo durante sus dos décadas iniciales (1951?63). [Véase, en el archivo digital ICAA, su ponencia de 1959: “Lições do congresso internacional dos críticos” (doc. no. 1086667)].

En referencia al mencionado Congresso Internacional Extraordinário de Críticos de Arte, hay también la propuesta de Tomás Maldonado que pone en destaque la necesidad de reforzar el aspecto pedagógico en el arte ligado a la industria, en “A educação artística e as novas perspectivas científicas e pedagógicas” (doc. no. 1110401), así como la de Meyer Shapiro, “A pintura e a escultura no coletivo urbanístico e arquitetônico” (doc. no. 1110403), quien plantea el arte por medio de abordajes de tipo interdisciplinario.