Sin duda, Maria Martins (1894–1973) es una de las pocas artistas brasileñas que pudo establecer un vínculo directo con el movimiento surrealista. En los años cuarenta, viviendo en Nueva York, mantuvo contacto con exponentes de la tendencia tales como el escritor André Breton y los artistas Marcel Duchamp, Yves Tanguy y Max Ernest. En esa época, la artista trabajaba plásticamente con formas orgánicas en esculturas de bronce, en torno a mitos amazónicos y conflictos psicológicos ya sea pasionales o sexuales. Entre las críticas escritas en torno a su obra el texto de Murilo Mendes se destaca por enfatizar los nexos que establece entre contenido y materia establecidos por “Maria”. El poeta encaja sus propósitos escultóricos en el meollo del surrealismo, analizando las dificultades que conlleva tal opción.
Poeta emanado de la corriente del modernismo brasileño en la década de 1920, Murilo Mendes fue también un reconocido crítico de arte (a partir de la década de los cuarenta), al volcarse, sobre todo, sobre poéticas de cuño surrealista y abstracta. A partir de los años sesenta —siendo agregado cultural de la embajada brasileña en Italia— parte para consideraciones analíticas sobre el arte cinético, entonces en pleno auge europeo.
[Como lectura complementaria, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: (sin título) [“Amazonia. Every year (…)”] (doc. no. 1110396); de André Breton (sin título) [“L’esprit, durant ces dernières années (…)”] (doc. no. 1110397); de Clement Greenberg “Review of a Group Exhibition at the Art of This Century Gallery, and the Exhibitions of Maria Martins and Luis Quintanilla” (doc. no. 1110399); de Benjamin Péret (sin título) [“Nada evoca tanto quanto a obra de Maria (…)”] (doc. no. 1110398); y de Jorge Zarur “The Legend of the origin” (doc. no. 1110400)].